Sarmiento fue un áspero rival que se las arregló para festejar ante un campeón sin inventiva
Edición Impresa | 14 de Junio de 2024 | 03:56

Por MARTÍN MENDINUETA
Ayer no jugó el campeón. Se presentó en Junín una versión de Estudiantes totalmente descolorida y desnuda de inventiva.
Vacío de chispa creativa, previsible e infectado por el virus de la imprecisión, el equipo de Domínguez tuvo su punto más bajo de rendimiento en la primera media hora del complemento, cuando le llegaron mucho y hasta estuvo cerca de recibir un gol más.
Sarmiento, el mismo rival modesto que estaba concentrado en no perder, advirtió lo mal que estaba el León y se animó a hacerle daño.
Desconocido, como si su cansancio mental lo hubiera convertido en una formación impotente, Estudiantes dejó una imagen que deberá recordar con nitidez para iniciar la recuperación.
poquito, casi nada, para destacar de un concierto de imprecisiones
Teniendo a la entrega física como principal estandarte, el equipo de Damonte se las ingenió para que el campeón no le hiciera daño.
El Pincha fue mejor con la pelota y se mostró siempre ambicioso; sin embargo, la enjundia de quien es y se reconoce como un conjunto con menor potencial emparejó la pulseada llevando el trámite a un terreno donde reinó la desprolijidad.
Edwuin Cetré y Javier Correa, con esporádicas apariciones acordes a su jerarquía, encendieron la esperanza de observar un desarrollo de nivel superior, pero eso no ocurrió.
LLEGÓ LO PEOR, EL SEGUNDO TIEMPO MOSTRÓ A UN PINCHA SIN REBELDÍA
Lejos de crecer, Estudiantes achicó la eficacia de su producción. Durante el complemento fue superado con claridad y deambuló buscando soluciones que no encontró.
La garra de un rival tenso y necesitado de triunfos fue bastante más que un campeón sin furia, por momentos relajado y, probablemente, con la mente saturada por todos los fuertes episodios que experimentó en su exitoso primer semestre.
Más allá de las noches de festejos que dejaron recuerdos hermosos y eternos en cada uno de los hinchas albirrojos, amerita señalar que el campeón necesita, primero un descanso y luego, retoques quirúrgicos bien pensados que le permitan regresar al camino que supo transitar con enorme eficacia.
Los trofeos de la Copa Argentina y de la Liga Profesional se sumaron con fuerza a su envidiable vitrina. El tema es que deberá tomar medidas inteligentes para no bajar el nivel y mantener el sitio privilegiado que ostenta en la realidad argentina.
Los recientes momentos de felicidad debieran inhibir cualquier tipo de reproches, pero no impedir la elaboración de un diagnóstico tan crudo como certero.
Las ausencias de Zaid Romero, el Rusito Ascacibar y Guido Carrillo influyeron en tan bajo piso de rendimiento, aunque la cuestión parece ser más profunda.
El plantel necesitará refuerzos y sólo el devenir competitivo indicará el nivel de protagonismo que tendrán los experimentados que tanto han entregado en su mejor etapa y ahora ven opacada su realidad.
Equilibrio emocional necesitará la cúpula del área fútbol para ser respetuosa de lo conseguido sin perder la ambición por ir detrás de nuevos objetivos.
¿Cuántas caras nuevas necesita en este mercado de pases? ¿Debe invertir fuerte ahora o simplemente hacer algunos ajustes y reservar su mayor inversión para el receso de verano?
¿Cómo va a proyectar la continuidad de Enzo Pérez, Pablo Piatti, José Sosa y Federico Fernández? Guido Carrillo no fue incluído en el interrogante porque cuando estuvo sano deportivamente su aporte resultó tremendamente valioso.
En el lenguaje de la calle, el León hoy tiene “la cabeza quemada”, se quedó sin energía y está pagando las consecuencias. Tendrá que calibrar los conceptos: cuánto hay de cansancio y quiénes han llegado a su punto cúlmine de producción. Llega un tiempo exigente que demandará decisiones valientes.
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