Evalúan declarar en riesgo varios sitios designados Patrimonio Mundial

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Aunque tradicionalmente se ha dedicado realizar declaraciones de Patrimonio Mundial para garantizar que ciertos lugares valiosos reciban un mayor grado de protección, la Unesco reconoce que esta medida no siempre resulta suficiente. De ahí que este domingo no sólo comenzará a evaluar las nuevas candidaturas sino también las amenazas que pesan sobre sitios ya declarados, como el monumento prehistórico de Stonehenge en Reino Unido o el pueblo nepalí de Lumbini, donde nació Buda.

Pese a que el organismo de la ONU insiste en que la inclusión en la lista de sitios en peligro no debe interpretarse como un castigo, muchos países lo entienden así y luchan por evitarlo. Tal es el caso de la ciudad italiana de Venecia, que después del aviso lanzado el año pasado por la Unesco por el calentamiento climático y el exceso de turismo, instauró meses atrás un nuevo sistema de gestión de visitantes para hacer pagar entrada a quienes acudan sólo para una jornada.

Otro ejemplo de ello es el de Australia, país que después de años de confrontación con la Unesco, invirtió finalmente más de 3.000 millones de dólares para mejorar la calidad del agua, reducir los efectos del cambio climático y proteger las especies de la Gran Barrera de Coral, con el fin de evitar su inclusión en esta lista.

Ahora es la construcción megalítica de Stonehenge, el “círculo de rocas prehistóricas más sofisticado del mundo desde un punto de vista estructural” según la Unesco, la que corre peligro.

El lugar, clasificado como patrimonio mundial en 1986, se ve amenazado por un proyecto gubernamental para construir un túnel carretero en sus cercanías. La justicia británica bloqueó una primera versión del proyecto en julio de 2021 debido al posible impacto de la infraestructura en este monumento construido por etapas entre 3.000 y 2.300 años a.C.

Otra caso caliente es Lumbini, el pueblo natal de Buda en Nepal, perdido durante siglos y recubierto por la selva hasta su redescrubrimiento en 1896 cuando un pilar de piedra del siglo III con inscripciones permitieron a los historiadores identificarlo.

Un siglo más tarde, en 1997, este lugar de peregrinación para millones de budistas cada año se integró en el Patrimonio Mundial de la Unesco.

“El sitio está en peligro porque muchos monumentos no están bien mantenidos y están en un fuerte proceso de degradación”, explican desde el Comité de Patrimonio Mundial de la organización.

Esete comité reunido en Nueva Delhi también estudiará los casos de lugares en peligro por la inestabilidad de los países donde se encuentran, como el valle de Bamiyán, en Afganistán, cuyos budas gigantes talladas en piedra fueron destruidos por los talibanes en 2001; o la ciudad antigua de Saná, en un contexto de guerra en Yemen.

 

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