Los chicos no pueden seguir perdiendo días de clase en las escuelas

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Así como para los escolares de los mejores tiempos de la educación pública se había hecho costumbre que en todos los días hábiles entre marzo y noviembre, había clase -con la excepción de algunos pocos feriados- los alumnos de la actualidad, en cambio, ya toman como algo rutinario que las escuelas no abran sus puertas en forma frecuente, por la creciente sucesión de feriados que se declaran por múltiples motivos.

Lo cierto es que la semana próxima los estudiantes secundarios tendrán un día menos de clase por una jornada de capacitación docente que los maestros realizarán el próximo jueves 11 del corriente mes. De modo que en las aulas hay otra semana corta a la vista. Es decir, otra más y van...

Tal como se informó, la capacitación docente se ocupará en esta oportunidad de analizar las reformas que se aplicarán en el secundario desde el próximo año. Como punto central del temarios se habla de la no repitencia, impuesta por las autoridades provinciales a partir de 2025.

De este modo, en La Plata, los alumnos de escuelas secundarias tendrán sólo tres días de clases la semana próxima, tomando en cuenta que el martes 9 de julio es feriado (conmemoración de la Independencia Nacional) y el jueves 11 de julio se desarrollará la jornada de capacitación docente. No se cuestiona que los docentes busquen mejorar su nivel, pero esa tarea podrían cumplirla fuera de sus horarios laborales.

Sea por diversas jornadas de protesta, por feriados largos y feriados puente, por fechas destinadas a la capacitación docente, por reclamos a la sanción de determinados proyectos de ley, por incorporación año tras año de fechas no laborables, por medidas que apuntan a fomentar el turismo, por reclamos de los alumnos relacionados a falta de calefacción en las aulas, por demandas de los no docentes y por otra muy imaginativa variedad de motivos, se está llegando al absurdo de que -en no pocas semanas del calendario escolar- sean más los feriados que los días de clase.

No se conoce desde hace mucho tiempo cuál es el criterio de las autoridades educativas en relación a los días de clase efectivos que debieran cumplirse. Salvo, claro está, que desde el área educativa de la Nación se insiste en afirmar que esas jornadas con las aulas abiertas deben ser 180, pero ocurre que ese número nunca se cumple en ninguna parte.

Creer que los días de clase perdidos para los estudiantes se podrían recuperar con alguna fórmula pedagógica sería suponer que en las aulas se puede hacer magia. Lo que correspondería, por lo pronto, es que se aproveche cada día, cada hora y cada minuto hábiles para inculcarles a los escolares un aprendizaje y una formación consistentes.

Llegar a suponer que varios días más o varios días menos no hacen la diferencia es dejar de haber creído en la educación, donde cada instante dedicado a enseñar y a aprender tiene un valor fundamental. Y el país necesita, hoy más que nunca, sustentarse en la educación y capacitación de su gente. Necesita formar a las generaciones futuras, no abandonarlas.

No son palabras, son realidades que se comprueban todos los días. Tampoco debiera suponerse que se apunta a desmerecer el ejercicio de ningún derecho constitucional.

Garantizar la continuidad del ciclo escolar, instalar criterios de rigor y esmero en las aulas se ajusta a la preocupación prioritaria de que nuestro país cuente con una juventud preparada para la vida. En esa continuidad reside una de las claves de la formación educativa. Los chicos de nuestro país, los chicos de nuestra provincia, no están para seguir perdiendo días de clases.

 

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