Extraviando su poder de fuego y sin solidez defensiva, generó poquito y borroneó su imagen
Edición Impresa | 12 de Agosto de 2024 | 02:35

Por MARTIN MENDINUETA
Además de helada, la noche fue triste para un León casi vacío de virtudes.
De principio a fin fue superado por un discreto rival y así se topó con un indeseado freno para las ilusiones que habían sembrado las goleadas en el clásico y ante Newell’s en Rosario.
En una pobre producción colectiva, con inseguridad defensiva y anemia en ataque, se hizo imposible rescatar figuras. Sólo Ascacibar, bien expulsado por dos infracciones merecedoras de amonestaciones, se mostró como siempre, vehemente y decidido para empujar hacia el arco rival.
Desconcocido Guido Carrillo, superado en el medio Enzo Pérez y con fallas evidentes a la hora de tomar las marcas en las jugadas de pelota detenida, el equipo de Domínguez quedó varado en un rendimiento que a nadie gustó.
un diablo apenas criterioso lo complicó más de lo aconsejado
El primer tiempo instaló sensaciones nada agradables para los que estaban ultra abrigados en las tribunas. Pocas veces sacaron las manos de los bolsillos porque casi nada los hizo entusiasmar. Estudiantes jugó en un nivel muy alejado de lo que venía entregando.
Creer que jugó así (flojo) por las ausencias de Sosa y de Piatti es una posibilidad que no consigue ser mayoritaria. Sin vuelo creativo en el eje central ni asedio profundo por las bandas, Independiente, con los despliegues acertados del chileno Loyola y de Marcone le hizo saber que estaba dispuesto a quedarse con la pulseada del mediocampo. Encima, Lollo perdió la marca en un tiro de esquina y Lomónaco facturó con escasa resistencia de Mansilla.
En ese contexto, y sabiendo perfectamente que debía cambiar para encontrar soluciones que lo acercaran a lo que tanto quería, el entretiempo se convirtió en un lapso ideal para el debate sobre las variantes que seguramente iba a decidir Eduardo Domínguez.
CAMBIOS HECHOS TEMPRANO QUE QUE NO MODIFICARON EL RUMBO
Los ingresos de Cetré y Arzamendia amagaron con provocar un repunte que jamás llegó.
Independiente se sintió cómodo durante toda la noche y sintió que los tres puntos no se le iban a escapar cuando Ávalos marcó el segundo gol.
Una formación de Estudiantes endeble en la última línea, desnuda de inventiva en la mitad del campo y sin poder de fuego, aun con Carrillo en cancha, explica y justifica el resultado final.
Estudiantes no extrañó a los lesionados, pero sí a Eros Mancuso. Entre tantas cosas que le faltaron, también careció de desequilibrio profundo por los laterales.
Una derrota siempre duele, mucho más cuando el campeón vigente venía de dos triunfos muy celebrados y anotando nada menos que ocho goles. Anoche, el bravo León estuvo ausente.
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