Poseidótica: en tiempo de palabras falsas, un espacio musical místico

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Poseidótica llega por segunda vez a la Ciudad, algo que Martín Rodríguez, bajista de la banda de rock instrumental expansivo, celebra. Es la manera que tienen, dice, para formar colectivo, armar bondi, desde la autogestión: ir, tocar, compartir escenario con amigos, generar interés con sus audiencias, expandirse desde el boca en boca. “Vieja escuela”, dice, en diálogo con EL DIA.

A La Plata llegan el viernes para presentar en Ciudad de Gatos (17 y 71) “Las palabras y la realidad”, disco lanzado en julio con un nombre que, claro, llama la atención de parte de una banda instrumental. Rodríguez explica que buscaban anclar el disco en un presente “de posverdad, de fake news, donde una cosa son los hechos, otra las palabras”, como “un disparador para el pensamiento”. Lo mismo, explica, hace su música: dispara universos.

Pero hablar de “las palabras” en la tapa de un disco instrumental no dejaba de ser “un juego, algo que nos parecía interesante para una banda sin un mensaje aparente”. Rodríguez, de todas maneras, entrecomilla ese “aparente”: “Nosotros creemos que sí damos un mensaje, desde la forma de manejarnos, independiente y autogestivamente, desde la hazaña de ser una banda instrumental con tantos años, que consigue generar una movida, a veces con más convocatoria, a veces menos”. De sostenerse, sigue, como una banda fuera de los mandatos de la industria, un camino “muy sacrificado, no hace falta decirlo, en Argentina siempre todo cuesta, siempre hay obstáculos nuevos”.

Pero “somos unos rebeldes de la vieja escuela, nos gusta hacer las cosas como nosotros las queremos hacer, no queremos que nadie nos diga cómo hacer las cosas. Aunque dejar de ser independientes no implica quizás dejar eso de lado, tampoco cerramos las puertas a eso, pero sabemos que somos una banda de culto que hacemos una música especial, estamos orgullosos de eso”, dice Rodríguez.

La banda sin letras nació curiosamente al calor del 2001, tiempo de música con mucho mensaje. “Teníamos 20 años, éramos jóvenes, algo ingenuos. Pero la crisis del 2001 la vivimos en carne propia, con miedo, salíamos del laburo y todo se prendía fuego”, recuerda el bajista. Discutían de política, cuenta, pero “nos gustaba más que el plano de la banda sea el plano de la fantasía: vos venís a ver la banda y en ese momento te querés meter en un viaje, olvidarte de todo. Por ahí, incluso, lo hicimos nosotros mismos como un escape, para evadirnos de esa realidad”.

Esa misión persiste: hoy, en tiempos donde “parece que tenés que opinar de todo”, Poseidótica propone “un espacio más místico, donde te podés dejar llevar”.

A La Plata llegan con Cuco y Espanto Club: siempre planifican sus fechas de manera colectiva, para sumar gente, para estar entre amigos. “Desde nuestros inicios siempre buscamos cruzarnos con otros, abrir fronteras, meternos en distintos círculos”, dice Rodríguez. “Y en este caso, nos rodeamos de viejos conocidos: también nos gusta ese plan, esa familiaridad”.

 

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