Darío Martínez Corti, el platense de Gran Hermano: el peor momento en la casa y sus sueños por cumplir

Darío Martínez Corti, el platense de Gran Hermano visitó la redacción de Diario EL DIA tras su paso por la casa más famosa del país. El famoso hizo un repaso por sus días en el reality, el momento más duro y sus sueños por cumplir. 

Corti trabajó en concesionarias de autos en La Plata y de sus recuerdos más preciados de la época son los días de “venir al diario de la Ciudad a publicar avisos”. Empezó a trabajar en el rubro vehicular a los 17 años, mientras estudiaba en la secundaria, y se afianzó a los 23 años, un año antes de casarse y recibir a su primera hija. 

Estudió en el Sagrado Corazón durante toda la primaria. En la adolescencia, por cuestiones laborales de su padre, vivió un año en Salto y al regresar a La Plata hizo la secundaria en los colegios Estrada y Vergara, donde terminó. 

Su paso por GH

El ingreso a Gran Hermano se dio ya iniciada la competencia. Darío aseguró que “no esperaba esta masividad” y que, cuando se anotó, fue porque sus hijos lo desafiaron: “Surge porque yo ya había hecho cosas artísticas, trabajé en ATC, radio, Multicanal, había hecho preguntas así que siempre lo tuve como hobbie pero me gustaba”. 

Al recibir la confirmación de la producción, lo pensó mucho, habló con toda su familia y decidió seguir adelante. “Tengo un grupo de la secundaria, uno es psiquiatra y él me dijo: ‘Si hay uno en el grupo que está en condiciones de tirarse ahí, sos vos’”, recordó. 

“Lo disfruté y lo padecí mucho. Es una competencia extrema pero no es lo que se refleja por la tele. Tiene, por un lado, la propuesta de la casa, y por el otro, la convivencia con los chicos que es lo que me sedujo más todavía. Fue un combo porque me tuve que adaptar”, afirmó.

“Es un momento terrible”

Para Darío, el peor momento de su estadía era cuando se quedaba solo a la mañana “porque la cabeza no para es una mezcla de cosas”. Como platense, hubo un momento en que la mente le hizo un ‘click’ y dudó de continuar en competencia: “Una vez llovió como seis días seguidos y yo pensaba ‘esto no me está gustando, ¿cómo estarán en La Plata?’. De hecho, acá hubo problemas y después me enteré que mi mujer se quedó varada en Camino Centenario dos horas”.

En cuanto a la convivencia, el platense de GH sostuvo que, inevitablemente, llegó a sentir la diferencia generacional entre el resto de los concursantes pero “dentro de todo lo pilotee, me ocupé de la cocina que me ayudó muchísimo y mi estrategia fue no ser el foco, porque empecé a dos meses de haber arrancando y fue difícil”. 

Actualmente, con el resto de los participantes tiene una excelente relación, al punto de encontrarse para almorzar y tener proyectos juntos con Isabel De Negri o visitar a Virginia en sus obras teatrales. 

Sus sueños y el “siempre se puede”

Martínez Corti repite que “siempre se puede, está en uno” el poder cumplir sueños y metas, más allá de la edad: “Está en la actitud, en salir a buscar”. Tiene intenciones de hacer “algo en lo que me sienta seguro, como ficción, teatro, cine. La tele también pero es otra cosa, está el stream que me encanta pero no es lo que me atrae”.

Su adolescencia en La Plata

Darío recordó sus años de juventud en la ciudad de las diagonales, donde se dio el lujo de jugar tanto en Estudiantes como en Gimnasia. Fue tarjetero de recordados boliches como “Garaje, en 10 y 57, el Teatro en 43, Juana, Metrópolis, uno que estaba en Avenida Antártida -que ahora es un gimnasio” pero “era completamente diferente a ahora. Yo me paraba en 8 y 48 y era tarjetero. Ganábamos una plata interesante, todos laburábamos y estudiábamos”. 

Su faceta deportiva está marcada por la capital de la provincia bonaerense: “Yo jugué en Estudiantes, hice las inferiores hasta los 11 años. Después me fui a Salto y, cuando volví, retomé en Gimnasia porque tenía mi grupo de amigos ahí. También hacía básquet en el Club Juventud, hice un poco de rugby y mis hijos fueron todos al San Luis así que somos todos maristas”.

Entrevista: Mauro Milani