Casado con el delito: pidió anillos y vació una joyería en La Plata

El efecto sorpresa combinado con una serie de improperios, gritos y un arma de fuego le bastó a una ladrón para bloquear a su víctima en una joyería ubicada en el corazón de la zona denominada como La Plata Soho y cumplir con su cometido: apoderarse de varios productos y salir indemne.

El individuo, cuya identidad hasta el cierre de esta edición continuaba siendo una incógnita para los investigadores, ingresó al lugar pasadas las 19.00 al local ubicado en calle 50, entre 4 y 5, justo frente al Pasaje Rodrigo.

Ni el último resabio de movimiento peatonal y vehicular que había a esa hora, ni el hecho de que el empleado, un hombre de 35 años de edad, lo conociera de vista por haberlo atendido en al menos dos ocasiones, representaron barreras para que este sujeto concretara un golpe que le permitió apoderarse de varias joyas.

Quizás porque “lo tenía de vista”, a eso de las 19.30, cuando se presentó en la puerta, el empleado le abrió la puerta con la esperanza de cerrar la última venta.

Era la tercera vez que volvía por lo que el trabajador interpretó que sería un trámite concretar la transacción por dos alianzas, la consulta con la que se había presentado en las anteriores ocasiones.

Jamás sospechó que tenía frente a sus ojos a un delincuente.

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Generalmente, cuando los ladrones utilizan el artilugio de hacerse pasar por clientes suelen emplear unos minutos para hacer una evaluación del terreno.

Los principales puntos de análisis son la ubicación de las cámaras de seguridad, la cantidad de personas detrás del mostrador y las vías de escape, entre otros.

Pero, como se dijo anteriormente, este sujeto ya había cumplido con esta instancia en sus dos anteriores visitas. Ayer, sólo le bastó con comprobar que el empleado se encontraba sólo.

Es por ello que apenas ingresó a la joyería, el ladrón expuso sus verdaderas intenciones: sacó un arma de entre sus prendas y comenzó a pedir la recaudación.

Con un arma apuntando a su rostro, al joven no le quedó otra opción que cumplir con la exigencia del ladrón y dejarlo pasar al otro lado del mostrador.

Dando por sentado que en el lugar había una fuerte suma de dinero, el hampón amenazó al empleado con que le “agujerearía las piernas” si no colaboraba entregando los dólares.

Una y otra vez, el damnificado debió explicarle que no tenía esa clase de valores ya que, como sucede actualmente en la mayoría de los negocios, muchas de las transacciones se realizan de manera electrónica.

Luego de varios minutos de zozobra, el sujeto decidió que era mejor tomar lo que había a mano y huir antes de que pudiera ser descubierto en pleno acto delictivo.

Fue así que tomó varios collares y anillos, los metió en su bolsillo y abandonó el lugar con la tranquilidad de quien acaba de realizar una compra en un comercio.

Hasta el momento no se tienen precisiones sobre la identidad del sujeto. Pero, según advirtió una fuente policial, por los registros fílmicos de la gran cantidad de cámaras de seguridad instaladas en la zona “es cuestión de horas” su detención.

A eso hay que sumarle las anteriores ocasiones en las que se presentó en el lugar. Tal fue la puesta en escena que montó que hasta llevó a una mujer asegurando que era su “prometida”. El rol de esta persona también será analizado ya que todo apunta a que ofició de cómplice.