Flojo nivel y actuaciones que rozaron la decepción
Edición Impresa | 16 de Febrero de 2025 | 02:42

Por MARTIN MENDINUETA
Por culpa de un segundo tiempo jugado con algún rasgo de displicencia (Cristian Medina personificó esa situación), Estudiantes sólo celebró en Mar del Plata no haber perdido el invicto.
El balance de lo realizado ubica la actuación general en un peldaño poco habitual. El Pincha, que no había jugado un gran primer tiempo, pero se fue al descanso ganando por el lindo gol del Ruso Ascacibar, decayó notoriamente en el complemento y en eso tuvieron bastante injerencia algunos de los cambios realizados por Eduardo Domínguez. Salvo José Sosa, los restantes entraron mal.
Lo superaron en el juego aéreo de una pelota detenida y se perjudicó de un modo evidente por el bajísimo nivel de Cristian Medina. Proveniente de Boca (donde se lo ha visto rendir muy bien) y cotizado en una cifra que parece excesiva, Medina falló tanto en las entregas como a la hora de recuperar el balón.
El primer punto sumado por el Tiburón fue, en gran medida, por el notorio bajón albirrojo. Derrochando enjundia, vergüenza y sano criterio para pasarse el balón, dejó al León preguntándose por qué entregó una imagen tan poco convincente.
Si decidió ser fiel a su autoexigencia, Eduardo Domínguez debió haber quedado muy disconforme por lo que se observó ayer. En plena temporada veraniega Estudiantes, uno de los cuatro mejores equipos de la actualidad, se dejó estar, le permitió crecer a su oponente y extravió la bravura que constituye un sello inequívoco de su identidad. Frente a Banfield no hizo un buen partido, pero en Mar del Plata falló de modo más evidente.
UN EXQUISITO PASE DE NEVES AYUDÓ ABRIENDO EL COFRE DE LA ALEGRÍA
Con rendimiento apenas correcto le alcanzó al Pincha para irse vencedor al entretiempo. Lejos de mostrar una versión seductora de su aceitado funcionamiento, igual fue el mejor.
Cristian Medina, el jugador de los 15 millones de dólares, entró muy mal. Le faltó carácter firme
Destacado es el rendimiento que viene mostrando Gabriel Neves, auténtico conductor mediante pases certeros en tres cuartos de cancha.
Llamó la atención el nulo protagonismo de Lucas Alario, quien fue poco asistido y quedó preso de los centrales de Aldosivi. Los dirigidos por Yllana pusieron empeño logrando un cuarto de hora inicial muy parejo; luego el León empezó a manejar mejor la tenencia y el anfitrión cayó en las redes de la impotencia.
Con ese panorama, nadie imaginó que el trámite pudiera cambiar tanto en el capítulo final.
Las decisiones del DT Pincha, sumadas al bajón generalizado, crearon el caldo de cultivo ideal para que Aldosivi creciera en su autoestima.
¿Por qué perdió peso específico en la línea media? ¿Qué le pasa a Medina? ¿Le falta ritmo de competencia? ¿O acaso esperaba convertirse rápidamente en titular y que eso no haya ocurrida lo afectó?
Lo concreto es que Estudiantes dejó una imagen difusa y borroneada, subsanada, en parte, por la exquisita ejecución de José Sosa en un tiro libre que hizo recordar el gol ante Boca, aquel 13 de diciembre de 2006, con vuelta olímpica en el estadio de Vélez.
Quedó mucho para analizar. Por ahora, las estrellas que llegaron haciendo tanto ruido no están rindiendo como se esperaba. El potencial genera admiración, pero el producto final sigue estando muy por debajo de lo que marca la expectativa.
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