El auge del descafeinado

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En los últimos años se ha observado un notable incremento en el consumo de café descafeinado, especialmente entre los consumidores jóvenes. Los expertos en nutrición y salud aseguran que esta tendencia se debe, en parte, a la mejora en los métodos de descafeinización, que han permitido conservar un sabor auténtico y de mayor calidad. Además, la creciente preocupación por los efectos secundarios de la cafeína –como la ansiedad y el insomnio– ha impulsado a muchos a optar por una versión más suave de su bebida favorita, un fenómeno que incluso ha registrado un aumento de 0,39 tazas diarias entre los millennials, según estudios de la National Coffee Association.

La principal diferencia entre el descafeinado y el café cnormal reside en su contenido de estimulante. Para que un café sea catalogado como descafeinado, se debe eliminar al menos el 97% de la cafeína contenida en el grano. Esto se traduce en que una taza de café descafeinado contiene aproximadamente 2 mg de cafeína, en contraste con los cerca de 100 mg presentes en una taza de café normal. Dicho de otra manera, se necesitarían consumir unas 50 tazas de café descafeinado para igualar la dosis de cafeína de una sola taza de café regular.

 

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