Drogas y delito en La Plata: el flagelo que atrapa a muchas familias

La muerte de Kim Gómez a manos de dos jóvenes, se supone atravesados por el drama de una adicción incontrolable, volvió a encender las alarmas. La situación es crítica y hay padres que no saben cómo actuar

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Un drama detrás del otro. Al dolor por un crimen atroz, el de una nenita de apenas 7 años, se suma el flagelo del delito y las drogas, que se ha convertido en una realidad que nadie puede esconder en La Plata.

En ese juego perverso de la ruleta rusa de la violencia, que no sabés cuándo te toca la bala, Kim Gómez, la víctima, emerge como la resultante de un contexto cada vez más complejo y al que no se le presta la debida atención.

Hablamos de una víctima inocente, cuya pérdida, en las circunstancias en que se produjo, causó un gran impacto, no solo en la Ciudad, sino también en el país entero.

Dos jóvenes, se supone atravesados por una adicción incontrolable, la eligieron de blanco junto a su madre y utilizaron el peor de los métodos para concretar su anhelado objetivo: apoderarse de un auto que no les pertenecía.

Fue así que aceleraron a fondo y nada más importó. Mucho menos que la pequeña haya quedado colgada del coche, tras quedar enganchada con el cinturón de seguridad, mientras el roce con el asfalto iba apagando lentamente su vida. Todo, ante la vista de la mujer que, desesperada, intentaba darles alcance.

Por eso es importante sacar a la luz las circunstancias que rodearon a este fatídico episodio, que es algo presente en cada barrio platense, sin distinción de estratos sociales.

Siempre se escucha la frase “las drogas matan” y hasta puede parecer trillada. Pero es acorde a estos tiempos de locura extrema, donde el sistema de prevención y contención definitivamente hace agua.

Con programas oficiales y, otros motorizados por solidaridad pura, que poco pueden hacer ante el poder inoculante y destructivo de cualquier sustancia tóxica, muchos jóvenes pierden el manejo de sus acciones y quedan rehenes del consumo. Entonces las terapias ya no son la salida. La única salida, la más rápida y efectiva, es el camino del delito.

Así, con tal de conseguir cómo sostener esa relación enfermiza, roban y hasta matan, sin nada que los detenga. Y mientras tanto, sus familias quedan encerradas en el laberinto de no saber cómo actuar.

“Una mierda de persona”

Héctor es el papá del menor de 17 años, uno de los acusados del asesinato de Kim. Y fue él que desnudó la historia de su propio hijo.

“Está perdido en la droga. Lo eché porque me robaba cosas en mi ferretería. ‘No vengas más’, le dije”, se sinceró.

“Con una mano en el corazón, es una mierda de persona. Así como lo entregué, le dije que no me llame porque no lo pienso sacar. Que pague lo que hizo”, pidió.

“Siento mucha bronca. Me cansé de hablar con él, le di todo, no le faltaba nada. Jamás imaginamos que llegaría a esto. Pido que no lo suelten, a ninguno de los dos”, agregó desde un dolor indisimulable.

Héctor siguió su relato: “Me llama mi hija y me dice la macana que se había mandado y le dije que lo íbamos a entregar y vamos a entregarlo, porque esto ya se fue de las manos”.

Según el comerciante, en una ocasión anterior su hijo ya había sido detenido, pero las autoridades lo obligaron a retirarlo.

“Siento mucha bronca. Me cansé de hablar con él, le di todo, no le faltaba nada. Jamás imaginamos que llegaría a esto”

“Yo le había dicho en la comisaría que no quería retirarlo, que lo encierren, y me dijeron que no, que yo me lo tenía que llevar. Me tenía que hacer cargo de él. Pero por qué —preguntó—, si yo no quiero retirarlo. Ya no lo puedo tener, está incorregible”, explicó.

Después destacó que su hijo no cruzó una palabra con él tras el hecho. “No habló conmigo. No habló nada”, aseguró.

Sí el joven le habría dicho a su hermana que “no se había dado cuenta de que estaba la nena”. Sobre su propia reacción en ese momento, expresó: “Yo lo cacé del cogote nomás y lo entregué a la Policía”.

“Mi hijo es una mierda de persona. Está perdido en la droga. Lo eché porque me robaba cosas en mi ferretería”

También recalcó que no sabían dónde estaba parando, porque andaba en la calle. “Fuma, se fuma la droga, no sé cómo le llaman a eso, pero está perdido con eso”, mencionó.

Respecto a las influencias que pudieron haber afectado a su hijo, dijo: “El barrio, las amistades… Debe ser la junta, debe ser la junta”.

¿ATRAPADOS... SIN SALIDA?

El flagelo de las drogas representa un drama integral: hombres y mujeres muy jóvenes que viven en la miseria absoluta, o con sus hijos chiquitos, y gastan la plata que consiguen en comprar droga o alcohol. Sufren y ejercen violencia a diario, frente a un Estado e instituciones que, en la práctica, “nunca están”.

Especialistas en salud mental y adicciones indican que uno de los principales factores que impulsan a los jóvenes a probar y consumir sustancias es la búsqueda de una “escapatoria”.

Muchos adolescentes recurren a las drogas como una forma de lidiar con problemas emocionales, familiares, o escolares, sin contar con las herramientas necesarias para enfrentar las dificultades de la vida cotidiana. La falta de oportunidades laborales y el desarraigo social también contribuyen a este fenómeno, ya que los jóvenes sienten que no tienen perspectivas de futuro.

 

 

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