Siete de cada diez flores que se venden en el país crecen de La Plata
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2025 | 04:26

La floricultura platense es uno de los sectores que sigue dando impulso al cinturón productivo regional, con unos 500 productores que concentran alrededor del 70 por ciento de la producción de flores de corte que se comercializan en todo el país.
Crisantemos -con más de 400 variedades-, claveles y rosas, están entre los cultivos más importantes. También se suman gypsophila, lisianthus, alstroemeria, entre otras tantas especies.
En Colonia Urquiza, donde se instaló la primera colonia japonesa que dio inicio a la actividad en la Región, está la mayor concentración de la producción. Atrás le siguen, Abasto, El Peligro, Los Porteños, Lisandro Olmos, Melchor Romero, Arturo Seguí y Villa Elisa, donde se asentaron los inmigrantes portugueses que también fueron pioneros en la actividad.
En la actualidad se estima que la superficie destinada a esta actividad ronda entre 500 y 600 hectáreas -en promedio una por productor-, según se especificó desde el sector.
Daniel Gogami, productor e integrante de la Comisión Directiva de la Cooperativa Argentina de Floricultores, explicó al respecto que “año tras año, por distintos factores, se va reduciendo la superficie cultivada”, entre ellos, los últimos temporales que hicieron destrozos en la zona y condicionaron la situación del sector.
También está el efecto de la pandemia, luego de la cual “muchos cultivadores dejaron la actividad. Otros retomaron, pero en cantidad de cultivos es menos la producción. A lo que se suma que las ventas están tranquilas”, añadió Silvio Hanyu, presidente de la entidad que agrupa a los floricultores antes mencionada, para graficar el panorama.
Esta situación -a su vez- trajo aparejada la reducción de los volúmenes de producción, que se produjo luego de que en la pandemia se desechara el 80% de la cosecha y por el aumento del costo operativo que es en dólares.
“Los volúmenes bajaron, se produce lo que se vende. El marcado es oferta y demanda, y lo que se produce de más cuesta vender y queda, entonces cada productor cultiva lo necesario. Después de la pandemia se está produciendo un 30% menos”, aseguró Hanyu.
Al contexto, se suma la falta de mano de obra capacitada que requiere la actividad florícola. “Uno de los problemas que tenemos es que hoy no hay mano de obra calificada y la remuneración es muy baja”, contó Silvio Pérez, que hace más de 20 años tiene su campo familiar en la zona de Abasto.
La problemática también tiene que ver con que en muchos casos las nuevas generaciones no dieron continuidad a la actividad familiar y no se han incorporado productores. “Inmigrantes de la comunidad paraguaya y boliviana se sumaron a la actividad, pero en pandemia, estos últimos se volcaron a la horticultura. Después, algunos volvieron, pero muy pocas”, explicó el presidente de la Cooperativa Argentina de Floricultores.
La actividad se realiza casi en su totalidad bajo invernadero, porque “con lo que salen los plantines, producir al aire libre es un riesgo muy grande”, sostuvo Pérez.
La mayoría de la producción de flores tiene como destino el mercado interno y su comercialización es estacionaria, presentando una baja en las ventas durante los meses invernales.
En este caso, algunas especies como la rosa, la margarita, las hortensias y las astromelias se importan de Ecuador y Colombia.
En este sentido, Hanyu aclaró que “en general los importadores pueden ingresar otras variedades, pero no las pueden comercializar en la Cooperativa Argentina de Floricultores, lo tiene que hacer por fuera. Esto es para no desfavorecer al cultivador local, porque si traen demasiado nos tapan la producción local”.
El tema de la exportación sigue siendo una deuda pendiente. Al respecto, los referentes de la actividad florícola explicaron que para entrar en el comercio exterior se necesita llegar a cierta cantidad de volumen, algo que hoy el sector no está en condiciones de brindar.
Otro pasivo del sector es la falta de datos precisos sobre la actividad en su conjunto, lo que motivó la posibilidad de empezar a trabajar en un censo del sector.
El sector en el contexto actual
En el marco de la crisis económica que atraviesa el país, Pérez expresó que “no se puede decir que estamos bien, porque el precio de los insumos se fue por las nubes. Nos estamos reinventando para subsistir. El costo fijo es muy elevado, especialmente la electricidad, aumentó mucho”.
En la misma línea su colega Gogami consideró que “más allá de este panorama, , la situación está bastante bien. No estamos para tirar manteca al techo, pero podemos trabajar. Se produce lo justo, lo que se vende y al precio que corresponde”.
Por su parte, Hanyu hizo hincapié en el incremento de los insumos. “Desde el año pasado vienen subiendo poco, pero con la inflación que hubo nos complicó muchísimo”, indicó.
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