Que los ángeles actúen “al estilo de la Mafia”
Edición Impresa | 20 de Abril de 2025 | 04:25

Por MARCELO ORTALE
¿El género de humor literario está en retirada en el mundo? Daría la impresión de que fuera así. En las librerías cuesta encontrar autores nuevos, irónicos y filosóficos, tan numerosos como fueron en el siglo pasado con gente como Bernard Shaw, Jardiel Poncela, Ramón Gómez de la Serna, Gilbert Chesterton, Macedonio Fernández, David Lodge, P.G. Wodehouse, Julio Camba, Felisberto Hernández y tantos otros que cultivaban con fineza la ironía, el absurdo, el surrealismo frente a la realidad.
Y cuando se habla de mujeres –a las que por mucho tiempo la ignorancia humana las consideró más productoras de hijos que de chistes- se comete otra imperdonable injusticia. Porque hubo y hay numerosas escritoras en el género del humor. La Argentina ofrece el ejemplo de María Elena Walsh, dueña de un humor refinado y de una ironía que colocó en ridículo a malos gobernantes y ejecutivos.
Si se mira la crispación de la actualidad mundial cruzada hoy por 43 guerras, por un terrorismo ciego, azotada por injusticias, secuestros y hambrunas, por dictaduras que obligan a migrar, por adicciones electróncias, violencias de toda clase y drogas, ¿hay humor para ello? Pese a todo, claro que lo hay. Como un río profundo corre un humor actualizado, empecinado, resistente. Divertido también como lo fue el humor de Aristófanes (a.C 446-a.C 386) que hace miles de años sostuvo que “la vida sin humor no tiene sentido”.
La librera de City Bell interroga: “¿Lo conoce a Kurt Vonnegut?”, nacido en 1922, fallecido en 2007. El lector lo conoce de nombre, pero no lo leyó nunca. Los libros de Vonnetug no dejan de aparecer ahora. La librera buscó en los anaqueles de abajo y no lo encontró. Subió al primer piso y al rato bajó con el libro Un hombre sin patria (Cía Naviera Ilimitada, 2020), de Vonnegut.
Antes de la portada, antes del índice que marca temas que en este libro hacen a la vida del escritor, está impresa esta cita de Vonnegut que es una suerte de sabroso anticipo de lo que le espera al lector: “Nada impide que el bien triunfe sobre el mal. Bastaría con que los ángeles se organicen al estilo de la Mafia”.
Vonnegut nació en Nueva York y está considerado, junto al inglés Terry Platchett (1948-2015), como inspirador del humor literario actual. De un sentido del humor que, frente a una realidad atomizada y electrónica, opone un estilo que combina lo mejor de la ciencia ficción, la sátira y la comedia negra.
UNA VIDA DIFÍCIL
Vonnegut, al que un maestro escolar lo reprendía siempre porque escribía mal –los maestros de la infancia no siempre fueron personalidades dignas de recuerdo- tuvo una dramática experiencia como soldado durante la Segunda Guerra Mundial. Allí no sólo chocó contra los nazis sino con un mundo cruel e inabarcable.
Cayó prisionero de los alemanes durante la batalla de las Ardenas y lo recluyeron en una prisión en Dresde, ciudad de Alemania que quedó pulverizada por el bombardeo aliado en febrero de 1945. Junto a siete compañeros habían logrado sobrevivir un año entero. En su libro Un hombre sin patria cuenta Vonnegut que al salir de la prisión encontró, entre las ruinas de Dresde una bomba aliada que no había explotado con esta leyenda: “Adiós lunes triste”.
Nada de humor entonces. La perfecta seriedad de la tragedia humana. Mientras estuvo prisionero los nazis obligaron a los soldados yanquis a que apilaran cuerpos para enterrarlos en las fosas comunes, pero según contó Vonnegut después “había demasiados cuerpos que enterrar, así que los nazis prefirieron enviar a unos tipos con lanzallamas. Todos esos restos de víctimas civiles fueron reducidos a cenizas”.
Esa experiencia la plasmó en Matadero Cinco, que es su obra más conocida pero aflora también en otras de sus cinco novelas. Algunas de las sugerencias que escribió para escritores jóvenes son desgarradoras y cómicas a la vez: “Escriban para contentar a una sola persona. Si abren la ventana y le hacen el amor al mundo entero, por así decirlo, sus historias se va a contagiar de neumonía”.
En 2004, dieciséis años antes de la pandemia de Coronavirus, escribió: “Se terminaron las buenas noticias acerca de todo. El sistema inmunológico de nuestro planeta está intentando deshacerse de la gente. No hay otra forma de hacerlo”.
Varias de sus obras fueron publicadas hasta la actualidad, como Apiádense del lector editada en España en 2024.
Esta es la lista de los libros escritos por Vonnegut: La pianola (Player Piano, 1952); Las sirenas de Titán, 1959); Madre Noche, 1961) Cuna de gato (1963); Dios le bendiga, Mr. Rosewater, 1965); Matadero cinco o La cruzada de los niños (1969); El desayuno de los campeones (1973); Payasadas o ¡Nunca más solo! (1976); Pájaro de celda (1979); Buena puntería / El francotirador (1982); Galápagos (1985); Barbazul (1987). Birlibirloque (1990); Cronomoto (1997) y está demás su antologías de relatos.
UN BRITÁNICO
Terry Pratchett (1948-20152 de marzo de 2015), se convirtió también –como Vonnegut- en cultor de un humor de constrastes, que incorpora las maravillas y las calamidades de la actualidad. Se estima que fueron vendidos más de 85 millones de sus libros, traducidos a no menos de 35 idiomas.
En el caso del escritor británico Pratchett, que compuso novelas juveniles, relatos cortos y muchas adaptaciones para la televisión, también utilizó a las ciencias duras, a otras disciplinas y a las costumbres humanas para sacarle punta a su estilo incisivo. Sus burlas no sólo se concentraron en el poder, sino que esos dardos fueron arrojados a todas las convenciones.
En las librerías cuesta encontrar autores nuevos, irónicos y filosóficos
Acá va una muestra, en donde en el contexto panorámico, uno puede vislumbrar la cercana presencia de sabios como Galileo Galilei, Ole Romer o Albert Michelson que finalmente logró medir la velocidad de la luz. Dice así Pratchett: “La luz cree viajar más rápido que cualquier otra cosa, pero se equivoca. No importa cuán rápido viaje, siempre descubre que la oscuridad ha llegado primero y que la está esperando”.
Fue tan prolífico que escribió más de 85 novelas y relatos. Reflejarlos aquí demandaría excesivo espacio.
Acaso lo más constante del humor es que desde la más remota antigüedad se viene burlando del poder, de la petulancia, de la corrupción. El chiste más antiguo en el mundo occidental fue anónimo y circuló por el imperio romano, unos 60 años antes de Cristo.
Ese cuento dice que el emperador Augusto estaba de gira por alguno de los dominios del imperio y que de pronto vio a un hombre en la multitud que se le parecía en forma extraordinaria. El parecido entre los dos era sorprendente. Augusto entonces se aproximó a esa persona y le preguntó: “¿Tu madre estuvo alguna vez en el servicio de Palacio?- “No alteza...- respondió- “pero mi padre sí”.
Terry Pratchett / Web
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