“Ladridos en el viento”: entre la fantasía y el volver a casa
Edición Impresa | 11 de Mayo de 2025 | 05:43

Por ALEJANDRO ALFONZO
Lo que para Iván Katulskas -de Chascomús pero platense de corazón- era un pasatiempo, durante la pandemia por Covid-19 se volvió una profesión, algo “en serio”. Con el “diario del lunes” es fácil definirlo como una consecuencia inevitable, un camino trazado. Pero, lo que sucedió en el estupor de cuatro paredes fue la cosecha de una siembra invisible; de algo que había estado siempre: “La escritura comenzó con mi abuela desde muy chico”, recuerda este escritor de 31 años en diálogo con EL DIA.
Desde que tiene memoria, Iván Katulskas escribe. Pero, su primer recuerdo con la literatura es con su abuela Ana María: “Desde que era muy chico ella me inculcó en el mundo literario. Empecé por la revista ‘Anteojito’ y continuaron decenas de visitas a ‘La feria del libro’ durante las vacaciones de invierno”, dice el joven escritor.
“La obra habla de que el amor y la amistad te rescatan”, confiesa el joven escritor
Desde chico encontró en la invención de historias un mundo aparte. Amante de la ciencia ficción, Iván confiesa gran fanatismo por los “Power Rangers”, “Stargate: la puerta del tiempo” o la serie literaria “Escalofríos”. “Los libros ‘elige tu propia aventura’ siempre me gustaron”, asegura.
Pero, en algún momento la invención quedó postergado ante el paso del tiempo y la insoslayable adultez.
“Me mudé a La Plata, comencé a estudiar Ingenería Aeronáutica y empecé a trabajar en gastronomía para aguantar los gastos. En un momento me encontré que no estaba haciendo nada y me volví a Chascomús”, explica y agrega: “A veces la vida adulta te lleva por otros rumbos, otras prioridades. Los pasatiempos quedan de lado”.
En la pandemia volvió la fantasía y escribir se tornó una actividad seria. Tanto, que escribió “Ladridos en el viento” de un tirón y siempre con la compañía de Ana María: “La historia arrancó y en un momento deje de tener control en ella. Algo que sucedió y me deje llevar. Pero lo terminé y lo dejé en casa juntando polvo. Mi abuela me motivó a publicarlo. Yo le mandaba capitulo por capitulo y ella me hacía devoluciones”, rememora.
LA BÚSQUEDA
Katulskas comenzó a rastrear editoriales. Encontró Tinta Libre, una editorial independiente de Córdoba. “No hace falta imprimir una tira grande. Lo producen a medida que se va vendiendo. Me gustó eso”. Mientras conseguía el dinero para la edición, regresó a Chascomús, su ciudad natal. “El haberme ido, me permitió juntar la plata. También me dio tiempo y tranquilidad para pensar el libro con otra perspectiva.”
El trabajo editorial duró casi cuatro meses. Hubo propuestas de tapa, de contratapa, correcciones, calendarios. “Fue una buena experiencia. Muy conforme con cómo quedó.” La presentación se realizó el 23 de noviembre de 2024 en la Biblioteca Popular Sarmiento de Chascomús. “Tiene mucha historia acá. Fueron amigos, familiares. Fue muy emotivo.”
El escritor con su mentora, su abuela Ana María / EL DIA
Sin embargo, como tantos autores primerizos, se encontró con el desafío de la visibilidad. “Me cuesta eso. Tuve que aprender a moverla por redes, por Instagram. Todavía no sé bien cómo funciona ese mundo.” A pesar de la incomodidad, fue parte de la delegación de Tinta Libre en la Feria del Libro de Buenos Aires 2025. “No conocía a nadie de la editorial. Fue una linda experiencia”.
EL LIBRO
La sinopsis expresa algo así como: “¿Qué harías si te encuentras muy lejos de casa, perdido en una galaxia desconocida? Juan es un joven algo tímido, solitario y muy estructurado. Sin embargo, una noche conoce a un pequeño cachorro con la capacidad de hablar que deja su vida de cabezas”. Ante ello, Katulskas explica: “La obra habla de que el amor y la amistad te rescatan. En la historia, los personajes quedan perdidos y tratan de volver a su hogar. Y para mí, eso es donde está el amor de cada uno”.
Hoy, Iván trabaja como técnico de mantenimiento en una fábrica de Chascomús. La ingeniería quedó en pausa, la vida adulta corre en paralelo, pero la escritura no lo suelta. No se proyecta con grandes planes, ni habla de una carrera literaria. “Me sorprendo día a día”, dice, como si aún no creyera del todo que lo suyo es una obra que puede encontrarse en una librería. Pero entre las páginas de “Ladridos en el viento”, entre galaxias perdidas y cachorros hablantes, hay algo que siempre lo devuelve a la infancia. O mejor: algo que lo trae de vuelta a casa.
Editorial: Tinta Libre
Páginas: 388
Precio: $25.000
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