Gimnasia y un nuevo fracaso que colmó la paciencia de sus hinchas

Cuesta encontrar aristas positivas al balance del primer torneo del año que terminó demasiado temprano para el Lobo. Si bien la expectativa de meterse en las instancias definitorias de desinfló rápido con las derrotas que provocaron la renuncia del uruguayo Marcelo Méndez, los buenos resultados iniciales de Diego Flores ilusionaron a los hinchas con un futuro mejor. Fue una ilusión óptica. Nada de eso pasó. “El objetivo es clasificar y confío en que lo vamos a lograr” fue una frase del cordobés que fue perdiendo sustento partido a partido hasta quedar eliminados con la derrota ante Vélez en el Amalfitani.

Gimnasia terminó en el undécimo puesto del Grupo B con 16 puntos en igual cantidad de partidos jugados, producto de 4 triunfos, 4 empates y 8 derrotas. Hizo apenas 9 goles -superó solamente a Godoy Cruz (8), Vélez (7) y San Martín de San Juan (5)- y le convirtieron exactamente el doble, 18. El uruguayo Méndez empezó el campeonato con dos derrotas (Instituto y San Lorenzo), Fernando Zaniratto fue interino en la derrota ante Independiente y la victoria 3-0 sobre Godoy Cruz y el ciclo Flores terminó con 3 ganados, 4 empatados y 5 perdidos.

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Todo esto, en el contexto de las temporadas anteriores del Lobo, que no fueron buenas. Con excepción de las buenas sensaciones que dejó durante gran parte del campeonato el equipo de Pipo Gorosito -que empezó a resquebrajarse con la tragedia frente a Boca en el Bosque y luego terminó noveno- antes y después las campañas fueron muy flojas. Solo la fidelidad a prueba de resultados de los hinchas de Gimnasia permite que la ilusión se alimente año a año, pero en los últimos tiempos la gente dijo basta.

La presidencia de Mariano Cowen comenzó con la premisa de achicar las deudas generadas por el fútbol profesional, que en el inicio de 2023 vio las partidas de Rodrigo Rey, Brahian Alemán, Agustín Cardozo, Ramón Sosa y el propio Gorosito, entre otros. La mayor parte de la masa societaria apoyó a una Reserva reforzada con Sebastián Romero al frente, pero la posterior falta de reflejos para torcer el rumbo en el mercado de pases terminó con el equipo salvando la categoría gracias al gol de Nicolás Colazo y al manotazo salvador de Nelson Insfrán. Balance 2023: 45 puntos.

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Gimnasia empezó el 2024 con Leonardo Madelón, lo terminó con Marcelo Méndez y el común denominador fue la falta de resultados, a pesar de la primavera inicial del entrenador oriental. El resultado fue que apenas sumó 3 puntos más para cerrar el año con 48 unidades.

Estos 16 puntos sumados en el Apertura son insuficientes, más o menos en la misma línea de los torneos cortos anteriores, ya que en la Copa de la Liga 2023 sumó 15 y en la del año pasado 16. Más o menos lo mismo, con un salto de calidad que nunca llegó. Con una similar proyección de puntos en una temporada más corta, más tarde o más temprano Gimnasia también estará muy comprometido en la tabla de promedios, que hoy lo tiene vigesimoquinto, con Banfield y Central Córdoba apenas un punto abajo. En la Anual, el Tripero quedó vigesimotercero gracias al cabezazo de Garayalde.

Hay responsabilidades dirigenciales, eso está claro. Incluso más en el mercado de pases de 2024 que en el actual. También es una caracterísitica del mandato Cowen la de extender ciclos de entrenadores que los resultados y los rendimientos marcan que no dan para más. Sucedió con Chirola, que incluso tuvo una fecha bonus por decisión del presidente. Volvió a pasar con Méndez, en un ciclo que dependía de los primeros resultados y el propio uruguayo dijo “no va más”. Si las mayores críticas a los entrenadores llegan ante las derrotas, Diego Flores consiguió algo impensado y propio del hartazgo de la gente: irse insultado desde los cuatro costados en un partido que Gimnasia ganó.

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Cuesta encontrarle la pata a la sota del ciclo Flores. El equipo no genera juego, no hace goles, perdió la seguridad defensiva de los primeros partidos del DT y no se ven mejorías sustentables en el tiempo. Las ganas y el temperamento de los jugadores, gracias a los cuales ganó el partido ante Platense (con el Calamar guardando medio equipo titular) son aditivos al funcionamiento del colectivo, de ninguna manera atributos en sí.

El entrenador se sintió respaldado por jugadores y dirigentes. No lo está por los resultados y tampoco por los rendimientos. Nadie niega el trabajo, pero no da sus frutos en la cancha. Tiene nulo respaldo entre los hinchas y pocas espaldas para soportar un inicio de torneo con un par de resultados adversos. “Árbol sin raíces no aguanta parado ningún temporal”, dice la canción. El ciclo Flores no echó raíces todavía.

Algunas frases de Diego Flores tampoco ayudan. Dijo post Vélez que el aspecto físico había mejorado con el trabajo, pero sus mejores resultados (empate en Lanús, victorias sobre San Martín y Atlético Tucumán) llegaron en los primeros partidos y debió esperar más de dos meses para volver a ganar el pasado domingo.

Más allá de trabajo y respaldos, no se ven las raíces del ciclo Flores para aguantar un temporal

También dijo “estamos jugando en momentos de adversidad desde hace un tiempo, pero el grupo se reúne, se entrena, vuelve a juntar fuerzas para seguir metiendo y jugando”. ¿Cuáles son esas adversidades? Desde su llegada, no perdió futbolistas por lesiones graves y tuvo las consecuencias que cada plantel tiene en el devenir de la competencia. La mayor adversidad son los resultados, que son consecuencia y no causa del funcionamiento de un equipo.

“Cuando estás en una dinámica mala del fútbol es difícil justificar lo bueno que hace el equipo”, dijo también el Traductor luego de ganarle a Platense. Esa evolución en el juego no se ve, tampoco las virtudes del equipo.

Ante Central Córdoba tendrá una chance más de mejorar, ante un equipo de Primera C ante el cual no debe dejar dudas. De lo contrario, las que crecerán serán las dudas de los hinchas triperos ante un ciclo que no arranca a pesar de las buenas intenciones. El Lobo vuelve hoy a las prácticas con evaluación para Pedro Silva por un golpe y con el regreso al equipo de Lucas Castro. Y más allá de nombres, lo que debe aparecer en San Nicolás es el equipo.