Un piano con historia: Lucía Caruso hace música transclásica a partir de la luz y el viento
| 7 de Mayo de 2025 | 01:47

El artista coreano Ahae realizó una serie de fotografías a una misma ventana. Sobre ese registro, le pidió a la argentina Lucía Caruso, pianista y compositora, un concierto. Se presentó en el Teatro Colón en octubre de 2023: el concierto fue filmado por el cineasta Emiliano Romero, y se verá mañana por la tardecita, a las 19.30, en La Manzana de las Luces (Perú 272, Buenos Aires).
Un registro “bien cinematográfico”, dice Caruso en diálogo con EL DIA, mientras se prepara para viajar a Corea del Sur y seguir mostrando su concierto “Luz y Viento”, nombre que lleva la pieza de Caruso registrada por Romero a cuatro cámaras desde la platea, y que incluye también registros de la prueba de sonido desde el escenario logrando captar sutilezas. Se puede ver por YouTube.
El concierto para piano y orquesta se estrenó en Nueva York, donde Caruso se encuentra radicada: oriunda de Mendoza, se fue becada a la Gran Manzana, donde fundó una orquesta en música de cámara y conoció a su pareja, el también compositor y guitarrista Pedro Herniques da Silva. A los dos les encargaron primero dos horas de música de cámara, y luego el concierto inspirado en las imágenes del fotógrafo coreano: “Sacó cuatro millones de fotos de una ventana: todo lo que pasaban por esa ventana, pájaros, el viento, la noche, el día, estaba en esas imágenes”, relata Caruso, y en esa materia natural se inspiró para los sonidos de “Luz y Viento”.
El concierto, que además fue grabado en Abbey Road y se puede escuchar en el registro “Transclassical concertos”, que incluye un concierto para guitarra y orquesta de Henriques da Silva, se inscribe, dice la pianista argentina, en el marco de la música transclásica, concepto gestado por ella misma y hasta patentado. Es “música que tiene técnicas de música clásica, de interpretación o de composición, pero a eso agrego elementos culturales de todo el mundo, escalas de India, música celta, música medieval, influencia de distintos géneros, eras y también improvisación, un arte que se ha perdido mucho en la música clásica”.
Todo atravesado por una técnica pianística moderna, “raveliana”. “Es como Roma”, define. “Construís una nueva ciudad arriba de lo viejo. Así aparecen las eras en la música transclásica: esos colores aparecen en mis composiciones”.
Así, a lo largo de los movimientos de “Luz y Viento” Caruso echa mano a baquetas para tocar directamente las cuerdas del piano, formando una tormenta; toca con las palmas de la mano las cuerdas bordonas; realiza glissandos al estilo de las arpas de Hollywood; aparecen timbales, bombos, reminiscencias de India.
Todo, inspirado en la luz y el viento, “que, me comentó Ahae, es lo que pinta la fotografía”. Así, “cada movimiento refleja un aspecto diferente del día: el primer movimiento refleja la luz del día, luego viene una tormenta de polvo y al final se calma, entrando en la brisa de la noche, que es el segundo movimiento. El tercer movimiento empieza con gotas amables de lluvia, y en medio hay una tormenta. Termino con un tema glorioso, que se inspira en la grandeza de la tempestad”.
Todo es, dice, “muy cinematográfico” porque “yo soy muy de la narrativa, todo lo que hago viene de una historia. Y porque además de hacer música de concierto hago música de cine. Hacer música para una serie de fotos es como hacer música para un cine sin movimiento: la que le tiene que dar el movimiento, el sentido, es la música”.
Esta relación entre música y cine, música y narrativa, viene “desde chica siempre escribí. Como aficionada, aunque ahora escribí mi primer guión”: una película que se llama “Sangre y tango”, una historia sobrenatural, con vampiros, mientras nace el tango en el siglo XIX que está buscando financiamiento.
“Me gusta mucho escribir, estoy muy unida a la narrativa. De hecho, estoy desarrollando un método de enseñanza basado en cuentos: cada cuento tiene un desafío nuevo en el piano”, cuenta Caruso. Las historias son parte de su ADN, también el cine, que “me apasiona desde los 12 años, cuando me enamoré de la música de Miklós Rózsa (compositor de la música de “Ben Hur”, “Quo Vadis” y las grandes películas bíblicas). Yo estudiaba piano, pero ahí fue cuando decidí hacer música, hacer música como una carrera. En ese mismo año, entré al piano por el tironeo que me hizo Chopin. Y ese año, mientras estudiaba hice una primera película casera, y le hice la música con un sintetizador. Me decían que me concentre en una sola cosa, una sola correra, que no me disperse. Pero no puedo apagar una pasión”.
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