Las últimas "batallas" libertarias antes de las elecciones: a qué le temen y en qué confían

La Libertad Avanza enfrenta una creciente inquietud en el Senado por la posibilidad de que la oposición convoque hasta tres sesiones especiales antes de las elecciones de octubre, algo que inquieta fuertemente al oficialismo libertario.

Según un alto vocero del bloque en la Cámara alta, “si ya juntan número con sus nuevos aliados… un par de trompazos más no vamos a comer”, en referencia a eventuales leyes incómodas que podrían aprobarse sin control del gobierno. Esa voz refleja el ambiente dentro de los despachos libertarios, donde se percibe que el kirchnerismo, junto con ex aliados del oficialismo conocidos como “dialoguistas”, podría aprovechar la falta de coordinación del Ejecutivo para imponer medidas como aumentos previsionales, moratoria previsional o fondos para gobernadores.

Un legislador ligado al oficialismo advirtió que algunas comisiones –como Presupuesto y Hacienda– ahora muestran mayoritaria composición opositora, lo que facilita dictámenes que el Unión por la Patria podría llevar al recinto sin pasar por un consenso previo. El temor es que esas iniciativas lleguen al pleno del Senado entre agosto y septiembre, cuando la agenda parlamentaria se cruza con la campaña electoral.

La situación compleja en el Senado se suma a la fragilidad evidenciada en Diputados, donde La Libertad Avanza sufrió varias derrotas este semestre y debió negociar medidas parciales para frenar avances opositores. El cierre de listas en la provincia de Buenos Aires complicó aún más los tiempos del oficialismo, sumando presión sobre el ritmo de la gestión y la visibilidad mediática.

Esquivar "golpes"

 

Ante este escenario, desde las filas libertarias se adoptó un discurso de “contención parlamentaria”: endurecer la disciplina interna del bloque, reforzar vínculos con gobernadores aliados y negociar con sectores independientes para evitar quórums adversos. La estrategia pasa por reducir el número de sesiones y manejar de cerca cada convocatoria, en busca de minimizar la exposición de debilidades.

Si la oposición logra sostener su impulso y convocar esas tres posibles sesiones, puede marcar agenda con iniciativas sensibles -como el fortalecimiento de jubilaciones, la asistencia a provincias, la reactivación de moratorias o la emergencia en discapacidad-, todas con alto impacto político. El oficialismo sabe que en pleno tramo electoral, cada derrota podría erosionar su narrativa de estabilidad y eficiencia.

De cara a octubre, el Gobierno intenta contener el deslizamiento parlamentario. Cada convocatoria al Senado antes del recambio legislativo será leída bajo la lupa: no será solamente una votación, sino una señal de quién domina el relato final antes de los comicios.

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