Forzaron las puertas de un comercio y dejaron una escena desoladora

La inseguridad golpeó otra vez a comerciantes del centro de La Plata. En las últimas horas, un local ubicado en calle 45 entre 9 y 10, que combina una gráfica y una cafetería, fue blanco de un robo millonario que dejó a sus víctimas en estado de shock. Los delincuentes actuaron durante la madrugada y, todo salió a la luz ayer cerca de las 10, cuando la propietaria llegó para abrir el inmueble y se encontró con una escena desoladora.

Las dos puertas de acceso -ambas de vidrio blindado- estaban violentadas, con las cerraduras destrozadas. Según la denuncia, las puertas contaban con tres sistemas de seguridad, lo que no fue un obstáculo para los delincuentes, que lograron ingresar sin ser detectados.

Una vez en el interior, la comerciante descubrió que el lugar estaba completamente revuelto. Al dirigirse hacia la caja donde se guardaba la recaudación, notó la falta de una suma cercana a los $800.000 en efectivo. El recorrido posterior confirmó que no solo se llevaron dinero: también sustrajeron un horno eléctrico, una cafetera, una pistola de calor y el control remoto de un televisor.

En shock, la dueña decidió no seguir revisando para no alterar posibles rastros que pudieran servir a los investigadores. Inmediatamente realizó la denuncia, que quedó radicada en la comisaría de jurisdicción. Según trascendió, en la zona hay cámaras de seguridad privadas y municipales, que ya están siendo analizadas para intentar identificar a los autores. No se descarta que los delincuentes hayan contado con información previa sobre la actividad del local y los horarios de apertura.

Lo cierto es que el caso quedó bajo investigación de la fiscalía de turno, que también dispuso pericias en las puertas y la búsqueda de huellas dactilares. Por el momento, no hay detenidos.

Este robo no solo representa una pérdida económica importante para los comerciantes, sino que también renueva la preocupación por la falta de seguridad en el centro, especialmente cuando cae la noche. “Estamos cansados de los robos”, lamentan las víctimas.