Un tratamiento casi ignoto para los meniscos

Edición Impresa

El tratamiento con plasma rico en plaquetas (PRP) ha emergido en los últimos años como una alternativa innovadora y menos invasiva para el abordaje de las lesiones meniscales, un problema frecuente que afecta a la estructura cartilaginosa de la rodilla. El menisco cumple un rol fundamental en la amortiguación y estabilidad de la articulación, por lo que su daño puede generar dolor, limitación funcional y, en muchos casos, derivar en artrosis si no se trata adecuadamente. Tradicionalmente, las lesiones meniscales severas o que no responden al tratamiento conservador suelen resolverse mediante cirugía, pero el PRP ofrece hoy una opción terapéutica que apela a la capacidad natural del cuerpo para regenerar tejidos.

El plasma rico en plaquetas es un concentrado derivado de la sangre del propio paciente, que contiene una alta concentración de plaquetas, células fundamentales que liberan factores de crecimiento y proteínas encargadas de estimular los procesos de reparación tisular. Para obtenerlo, se extrae una muestra de sangre y se procesa mediante centrifugación para aislar esta fracción enriquecida. Posteriormente, se inyecta en el sitio específico de la lesión meniscal, buscando potenciar la regeneración celular, disminuir la inflamación y aliviar el dolor. Esta técnica se ha vuelto especialmente atractiva para pacientes con lesiones degenerativas o crónicas, para quienes la cirugía puede implicar riesgos o tiempos de recuperación prolongados.

Diversos estudios y experiencias clínicas muestran que el PRP puede ser eficaz para mejorar los síntomas y la función articular, aunque sus resultados son variables y dependen de factores como el tipo y extensión de la lesión, la edad del paciente y su estado general de salud. Es importante aclarar que, aunque promueve la reparación, el PRP no es una solución milagrosa ni garantiza la regeneración completa del menisco en todos los casos. Por ello, la decisión de emplear este tratamiento debe estar respaldada por un diagnóstico médico preciso y formar parte de un abordaje integral que incluya fisioterapia, actividad física adaptada y, cuando sea necesario, otras intervenciones.

Los beneficios reportados del PRP incluyen una disminución significativa del dolor, una reducción de la inflamación local y una mejora en la calidad del tejido meniscal lesionado, lo que contribuye a una mejor funcionalidad de la rodilla. Además, al ser un producto autólogo, es decir, derivado del propio paciente, se minimizan riesgos de rechazo o efectos adversos. Por estas razones, tanto especialistas en traumatología como en medicina deportiva consideran que el PRP puede ser una herramienta valiosa para retrasar o evitar la cirugía en algunos pacientes, especialmente en etapas iniciales de la lesión o en casos de degeneración meniscal.

No obstante, la aplicación del plasma rico en plaquetas debe realizarse siempre bajo supervisión médica, tras un estudio detallado de cada caso. El seguimiento posterior es fundamental para evaluar la evolución y ajustar el tratamiento en función de la respuesta clínica.

meniscos
tratamiento

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE