El Vaticano pisó el freno y salió a aclarar que Francisco no mintió

Tras la filtración de documentos, la Santa Sede afirmó que los textos son solo una parte de la información considerada y no reflejan todo el proceso de la decisión

El Vaticano salió al cruce de la polémica generada por documentos filtrados que, según se interpretó, contradicen las razones esgrimidas por el Papa Francisco para restringir la celebración de la antigua misa en latín.

El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, afirmó que esos textos constituyen “una reconstrucción muy parcial e incompleta del proceso de toma de decisiones”. Y explicó que, además de esos documentos, se analizaron “informes confidenciales y consultas sucesivas” antes de que el Papa adoptara su postura.

Bruni evitó confirmar explícitamente la autenticidad de los papeles filtrados, publicados esta semana en línea por una periodista vaticana, pero admitió que “presumiblemente” forman parte de los antecedentes estudiados por Francisco.

El centro de la polémica

La publicación de los documentos reavivó el debate interno en la Iglesia Católica sobre la misa en latín, un tema que divide especialmente a los sectores conservadores y tradicionalistas, sobre todo en Estados Unidos.

El Papa León XIV, sucesor de Francisco, ha manifestado que su prioridad es la unidad y la reconciliación dentro de la Iglesia. Sin embargo, voces tradicionalistas lo presionan para que revise las restricciones impuestas durante el pontificado anterior.

En 2021, Francisco dio marcha atrás con el emblemático gesto de su predecesor Benedicto XVI, quien en 2007 había facilitado el acceso de los fieles a la liturgia en latín, tal como se celebraba antes de las reformas del Concilio Vaticano II. Francisco argumentó entonces que la liberalización de Benedicto había derivado en divisiones internas, y afirmó que su decisión respondía a los “deseos expresados” por obispos de todo el mundo en una encuesta promovida por el Vaticano.

“Las respuestas revelan una situación que me preocupa y entristece, y me convence de la necesidad de intervenir”, escribió Francisco en ese momento.

Según el Papa, la misa en latín se había convertido en “un instrumento para reforzar divergencias y fomentar desacuerdos que hieren a la Iglesia”.

Qué dicen los documentos filtrados

Los documentos divulgados esta semana pintan, sin embargo, un panorama distinto. Según esos textos, la mayoría de los obispos que respondieron a la consulta vaticana habrían mantenido una postura en general favorable a la reforma de Benedicto XVI.

En las filtraciones se advierte que varios prelados temían que derogar o restringir la misa tradicional podría llevar a fieles tradicionalistas a abandonar la Iglesia y a integrarse en grupos cismáticos, causando “más daño que bien”.

Los documentos incluyen una “evaluación general” de cinco páginas elaborada por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, junto con un compendio de siete páginas de citas atribuidas a obispos o conferencias episcopales. No obstante, carecen de membrete oficial o firma y no está claro cómo se seleccionaron los fragmentos citados.

Si bien también recogen opiniones negativas sobre la misa en latín -algunos obispos la calificaron de “inapropiada” o “perturbadora”-, el documento reconoce que muchos obispos veían un aumento de vocaciones religiosas en comunidades tradicionalistas y detectaban entre los jóvenes católicos un renovado interés por la “sacralidad, seriedad y solemnidad de la liturgia”.

Reclamos de los tradicionalistas

La filtración fue celebrada por grupos tradicionalistas que se sintieron marginados por las restricciones de Francisco.

“Las nuevas revelaciones confirman que el Papa Francisco restringió la misa tradicional a petición de una minoría de obispos y en contra del consejo del dicasterio encargado del tema”, sostuvo Joseph Shaw, de la Sociedad de la Misa en Latín de Inglaterra y Gales. Shaw pidió que León XIV trate el asunto “con urgencia”.

Entre las posibles vías de solución, los tradicionalistas reclaman que se otorguen dispensas con mayor facilidad a los obispos para autorizar la celebración de misas en latín en parroquias diocesanas.

Recientemente, la diócesis de San Angelo, Texas, obtuvo una prórroga de dos años para celebrar la liturgia tradicional. Así lo anunció el reverendo Ryan Rojo, director diocesano de seminaristas, quien agradeció al Papa León y al dicasterio vaticano de liturgia en un mensaje publicado el 27 de junio en la red social X.

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