‘Anagramas’: Lorrie Moore y el dolor que se reinventa con humor

La autora explora la amistad, el amor y la pérdida a través de variaciones imaginarias de una misma historia

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¿Qué pasaría si pudiéramos reordenar la realidad como quien reacomoda las letras de una palabra para formar otra? Con esa pregunta implícita se abre la primera novela de Lorrie Moore, que ya en 1986 demostraba la originalidad y audacia que luego caracterizarían toda su obra. La autora construye aquí un juego narrativo en el que los personajes, sus relaciones y sus destinos se transforman en cada capítulo como si la vida misma fuera un rompecabezas de letras sueltas.

La protagonista, Benna Carpenter, es una mujer que atraviesa un duelo secreto, atrapada en una vida que se siente inestable, como si en cualquier momento pudiera deshacerse en nuevas combinaciones. A su lado aparece Gerard, su amigo y casi amante, un hombre con el que comparte cafés, chistes absurdos y reflexiones sobre el sinsentido de la existencia.

Con cada nueva “anagrama” —es decir, con cada variación de la historia— Benna y Gerard reaparecen con profesiones distintas, vínculos que cambian sutilmente o giros que rompen las certezas. A veces son vecinos que coquetean con un romance, otras veces son compañeros de trabajo, o amigos que fingen una intimidad que nunca termina de concretarse.

Este mecanismo de permutaciones, más que un capricho formal, es el modo que elige Moore para mostrar cómo la mente humana reelabora lo vivido: una y otra vez, en sueños, en recuerdos, en fantasías, buscamos narrarnos las cosas de otro modo para soportar la pérdida, el fracaso o el miedo. Así, la novela se convierte en un experimento conmovedor sobre la resiliencia y el deseo de encontrar sentido.

LA FORMA

El humor, ácido y a la vez tierno, atraviesa cada página. Moore domina como pocos autores el registro de la ironía melancólica: sus diálogos son tan brillantes como crueles, llenos de dobles sentidos y pequeñas puñaladas que revelan lo incómodo de la cercanía humana. A través de las bromas y las ocurrencias que intercambian Benna y Gerard, la novela dibuja un retrato de dos seres que buscan refugio en el ingenio para no sucumbir a la tristeza.

En medio de estas anécdotas delirantes, Moore introduce pasajes de gran lirismo y dolor. La maternidad, el miedo a envejecer sola, la amistad como salvavidas, la violencia simbólica de un mundo que juzga a las mujeres por su estado civil o su capacidad para construir “una vida normal”: ‘Anagramas’ toca todos estos temas con una aparente ligereza que se revela engañosa. Cada escenario inventado esconde la herida de Benna, el trauma que la empuja a reimaginarse sin cesar.

El título funciona como metáfora perfecta: así como las letras de una palabra pueden reorganizarse para formar otras, los personajes intentan cambiar su suerte a través de pequeñas alteraciones, sin saber si esas nuevas combinaciones los acercan más a la felicidad o solo les ofrecen consuelo pasajero. La novela sugiere que, al final, las vidas humanas son como anagramas de un mismo núcleo de deseos y miedos que se repiten bajo distintas formas.

Para los lectores que aún no se han iniciado en el universo de Lorrie Moore, esta novela ofrece una puerta de entrada fascinante. Para quienes ya conocen su maestría en el cuento, ‘Anagramas’ es una prueba temprana de su capacidad para renovar la forma en que contamos las cosas más simples —una amistad, un amor, una pérdida— y volverlas infinitamente complejas.

Así, en los anagramas de Benna y Gerard, Moore nos recuerda que, aunque no siempre podamos cambiar lo que nos duele, sí podemos cambiar la forma en que lo contamos. Y en esa nueva versión —a veces más amarga, a veces más luminosa— tal vez hallemos una chispa de sentido que nos permita seguir adelante.

Anagramas
LORRIE MOORE
Editorial: Eterna Cadencia
Páginas: 272
Precio: $32.900
Lorrie Moore
Anagramas

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