“Sólo sabemos que se lo tragó el arroyo”

A las cuatro y media de la tarde Leila Velentini había terminado con el trámite más doloroso del que tenga registro: reconocer a su hermano Esteban Monjes entre los cadáveres depositados en la Morgue Judicial que funciona en un sector del Cementerio de La Plata.

Por allí pasaron por estas horas decen as de platenses desesperados. Algunos llegaban con la resignación del dato certero, del aviso previo de la policía que les había informado que un cadáver llevaba entre sus ropas un documento con el nombre de su ser querido.

Otros se acercaban al edificio blanco rodeado de cipreses con la secreta esperanza del error. A ellos les habían avisado que en la morgue había una persona con los rasgos fisonómicos de alguien como el que previamente le habían descripto a la policía. Unos y otros llevaban la pesada mochila de la angustia que desde el martes negro se multiplicó miles y miles de veces en la Ciudad.

Leila tardó apenas minutos en reconocer a su hermano en ese cuerpo hinchado y violáceo que le mostraron en la morgue.

“Es mi hermano Esteban, lo encontraron en el arroyo El Gato”, contó Leila. Con los ojos rojos de tanto refregarse el dolor, Leila trató de explicar qué le pasó a su hermano. “No sabemos bien, creemos que se cayó al arroyo, que lo arrastró la correntada, no nos dijeron bien lo que pasó”.

UN HIJO Y OTRO EN CAMINO

Esteban Monjes tenía 21 años, buscaba un empleo fijo desde hacía tiempo y mientras tanto aceptaba cuánta changa le ofrecieran.

A pesar de ser muy joven, 21 años, Esteban era padre de un niño pequeño y su esposa, tanto o más joven que él, dará a luz a otra criatura. La tragedia de su pareja la sorprendió con un embarazo de ocho meses, contó Leila.

Según los datos que aportó, Esteban vivía en la zona de 138 entre 526 y 527. A esa altura se lo tragó el arroyo El Gato, donde los vecinos lo vieron flotar horas después, cuando ya nada podía hacerse y dieron inmediato aviso a la policía .

OTRA HERMANA SIN CONSUELO

A pocos metros, en una suerte de jardín con bancos de madera descuidados que tiene la Morgue Judicial, otra mujer lloraba ayer desconsoladamente.

Acababa de reconocer a su hermano Juan Alberto Varela, un hombre de 41 años que vivía sólo en Los Hornos.

La víctima, según pudo conocerse, trabajaba en la facultad de Medicina y “era una persona muy querida”. Como en el caso de Esteban, el cuerpo de Juan Alberto fue encontrado en un arroyo, el Pérez, que cruza Los Hornos, en los alrededores de la calle 143, cuando amainó el temporal.