Salvados por un consejo, aunque quedaron en la ruina, no pierden las esperanzas

ROGER Y JUDITH SOTELO NECESITAN LECHE PARA LOS CHICOS

Un consejo, la palabra sabia de un mayor que puede anticipar las consecuencias. Fue lo que salvó a Roger y Judith Sotelo y a sus hijos Andrés -6- y Héctor -1- de convertirse en víctimas del fatídico temporal. “Gracias a Dios que no tuvimos peligro de vida”, se lo escuchaba al joven después de conseguir cubrir algunas de sus necesidades en 7 y 523.

Además de pensar en que el martes a la tarde recibió la protección divina, reconoce en su suegro al salvador de la familia. “Estábamos en su casa de la capital federal y empezamos a ver las noticias sobre La Plata. Nosotros queríamos volver, pero él nos dijo ´¿para qué?, si pueden quedarse acá y no correr riesgos´. Le hicimos caso y ahora estamos todos bien”.

Otra historia fue volver al hogar. Ubicado en 524 entre 6 y 7, el miércoles a la mañana no se podía entrar a la casa porque el agua llegaba al metro y medio. La familia esperó cerca, donde el diluvio fue menos feroz, hasta que finalmente pudo acercarse al domicilio y entrar.

“El lavarropas, la heladera y la cocina están en muy malas condiciones; así no se pueden usar. Pero vamos a esperar, porque a lo mejor si se secan vuelven a arrancar”, insistió en su empeño de colocarse en una mejor perspectiva, Roger.

Del centro de entrega de donaciones que conduce la Cruz Roja la familia Sotelo se llevó algunos alimentos y lavandina. Lo imperioso en ese caso era la leche, y por lo menos en el momento que el matrimonio fue a buscarla se había terminado. No viven lejos, así que iban a regresar en las horas siguientes para ver si la conseguían.

“Es lo más importante para nosotros, por los nenes -explicó Judith-. Son muy chicos y necesitan alimentarse, además, el mayor es discapacitado”.