Gimnasia pudo ganar en la “A”, valorando lo que hizo en la “B”

GIMNASIA CUMPLIO Y CON CRECES EN SU DEBUT Y RETORNO A PRIMERA CON UN GRAN TRIUNFO ANTE EL RIVER DE RAMON DIAZ

OPINION
Por MARTIN MENDINUETA

“Troglio arriesga demasiado innecesariamente. Si él pone a Borghello de titular en lugar de Rasic, estará haciendo la lógica; y si le llega a salir mal, nadie le dirá nada... A uno lo buscó como refuerzo y el otro es un pibe del club que hasta hace poco ni siquiera iba al banco.

¡Viene River, no es cualquier cosa! Empezar el torneo con los mismos de la ‘B’ es un poco alocado... ¡Mirá si se come una derrota fea! ¡Ojo, eh!”. Así se expresó públicamente más de un hincha mens sana en el contestador de “La Redonda” en la previa del debut. No estaban locos, era realmente fuerte la apuesta del técnico de cara a un compromiso exigente.

Con ese panorama ideal para el debate futbolero, la gran pregunta era si a Gimnasia le iba a alcanzar con su funcionamiento aceitado e intérpretes ya conocidos para frenar a los muchachos del quejoso Ramón. Si aquel equipo tan exitoso en la segunda categoría podía estar o no a la altura de las exigencias que implica jugar en primera.

CONVENCIDOS

La respuesta en la cancha fue rotunda, inconfundible: Pudo. El sustantivo colectivo equipo valió, en todo momento, como sostén y garante de la suerte “tripera”.

Viendo en acción al “Lobo” de Pedro pudo ratificarse que eso de apoyarse unos en otros, de estar atentos a lo que necesita un compañero, de ayudarse comprometiéndose en cada situación de juego, de sacar la cara por el que está al lado, de conocer lo que puede y lo que no puede hacer quien va a recibir la pelota, terminó siendo el plus que lo condujo a una victoria esencial, emotiva y ejemplificadora de las virtudes que más premia este deporte.

Salvo Fernando Monetti, que se “disparó” con un rendimiento individual superlativo generando ovaciones casi tan importantes como las que cosechan los goleadores, el resto se mostró como un ramillete indivisible de firmes voluntades. Gimnasia jugó y peleó corriendo mucho, mucho. Corrió para presionar, para intentar molestar el finísimo toque de River en el medio, para cuidar la pelota cuando ya estaba en ventaja y también para aumentar el desaliento de los rivales cuando faltaba poco. Desde esa trinchera del rigor físico que tanto les gusta a los hinchas, aquel equipo de la “B” supo ganar en la “A”.

Hoy, después de tantos bocinazos triunfales en el Bosque, hay que ser justos con el tutor de esta formación. Troglio, su convicción, su diagnóstico del grupo que tiene a cargo, el optimismo que lo acompaña desde que nació y, además, su valentía, hicieron mucho para que Gimnasia disfrutara un regreso perfecto. Todo le salió redondo y no fue de casualidad.

UN EQUIPO VALE MAS

El fútbol, que por algo es el deporte más lindo, nos recordó que un equipo modesto, unido, bien trabajado y con mucho “hambre” por trascender, tranquilamente es capaz de vencer a otro que descansa mucho más en destellos individuales que en la cohesión grupal.

Pedro supo “leer” el partido. Sin extraños, con los mismos soldados que recorrió el exigente mapa de la “B” nacional, se podía ganar. Sin dudas, el DT de Gimnasia y sus colaboradores fueron partícipes necesarios de semejante primer impacto.