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Violencia familiar: Sólo en La Plata se denuncia más de un millar de episodios por mes

Con todo, son apenas la punta de iceberg de una problemática que se generaliza. El perfil del fenómeno en nuestra ciudad

30 de Diciembre de 2012 | 00:00
Violencia familiar: Sólo en La Plata se denuncia más de un millar de episodios por mes

Clic para ampliarCuando a fines del año pasado la Suprema Corte resolvió abrir en La Plata dos juzgados específicos para atender la creciente demanda de justicia en casos de violencia familiar, se esperaba que ambos recibieran como mucho unas 400 denuncias al mes. Su número, sin embargo, supera ya el millar y apenas si expresa la enormidad de la problemática que tiene detrás Y es que en este terreno -reconocen tanto jueces como especialistas-, la denuncia no es la norma sino más bien la excepción.

¿Cómo es posible que la violencia en los hogares haya crecido tanto en tan poco tiempo? ¿Qué fue lo que pudo haber pasado en el último año? La respuesta, aseguran jueces de Familia, hay que buscarla en el cambio radical puesto en práctica a lo largo de 2011 en el abordaje de este tipo de denuncias; un cambio que “produjo una verdadera explosión de denuncias”.

Además de la apertura de juzgados específicos, diversos ajustes hechos en toda la red de atención de casos de violencia familiar -desde las comisarías a los servicios del Municipio- permiten que una mujer golpeada por su pareja pueda conseguir hoy en menos de 24 horas que se establezca un perímetro de seguridad, que se le brinde contención psicológica y que se le encuentre un refugio donde quedarse con sus hijos si es que desea abandonar el hogar. Y aunque todo esto no sea más que lo que corresponde, hasta el año pasado era impensable que se lograra en ese plazo.

Pero más allá de que la mayor respuesta que encuentran las víctimas ha multiplicado el número de denuncias, “también se advierte que hay más episodios de violencia -sostiene el juez Hugo Rondina, titular del Juzgado de Familia Nº 4 de La Plata-. Nosotros lo vemos en los hogares, pero los hogares no son una burbuja -dice-. La violencia como respuesta a los conflictos se está generalizando también en muchos otros órdenes de nuestra sociedad: el tránsito, el fútbol, las escuelas, los hospitales...”; la lista es larga.

DENUNCIANTES Y DENUNCIADOS

Lo primero que surge al analizar el fenómeno de la violencia doméstica en La Plata es que el 87,7% de quienes denuncian estos episodios son mujeres. “Cada tanto recibimos alguna denuncia presentada por un marido, un padre o un suegro. Pero, mal que nos pese a los hombres, las víctimas de las agresiones son en general mujeres. La violencia familiar es esencialmente violencia de género”, comenta el juez Rondina.

“Los hogares no son una burbuja. La violencia como respuesta a los conflictos se está generalizando también en muchos otros órdenes de nuestra sociedad”

Del análisis de 200 casos que llegaron este año su juzgado a través la Comisaría de la Mujer surge también el perfil prevalente de los denunciados. En el 60% de los casos se trata de ex parejas; en el 29,1%, de maridos y concubinos. Y el tipo de violencia por la cual se los denuncia implica más de la mitad de las veces (el 55%) tanto agresiones físicas como psicológicas.

En cuanto a quiénes denuncian esas agresiones en La Plata, el estudio revela que en cerca de la mitad de los casos (el 49,1%) son mujeres de entre 18 y 30 años, generalmente con hijos menores a cargo (el 92,1%) y algún nivel de estudios, aunque sea primario incompleto. “No es que no haya víctimas de violencia familiar sin estudios -aclara el juez-, pero creemos que éstas no llegan a denunciar. La efectivización del acceso a la justicia no pasa sólo por poder ejercer nuestros derechos sino ante todo por conocer que los tenemos”, dice.

Otro dato curioso que pone de manifiesto el estudio es la alta incidencia que tendría el fenómeno de la violencia familiar en los hogares de origen extranjero. Y es que a pesar de que éstos representan (según datos del último censo) sólo el 10% de la población, aparecen involucrados en el 21% de las denuncias que reciben los juzgados de La Plata.

EL CICLO DE LA VIOLENCIA

Mujeres u hombres, jóvenes o viejos, con o sin estudios, quienes denuncian haber sufrido una situación de violencia familiar casi siempre lo hacen en un momento de total desesperación y buscando respuestas inmediatas que los pongan a resguardo de las agresiones. De ahí que cerca del 60% de las denuncias tiene por resultado que los jueces dicten medidas protectorias como la exclusión del agresor del hogar, la prohibición de acercamiento y el establecimiento de un perímetro de seguridad, entre otras.

”La denuncia casi siempre coincide con el punto de explosión del ciclo de la violencia familiar -explica la jueza Silvia Mendilaharzo, titular del Juzgado Protectorio Nº 5 de La Plata-. Pasado ese momento es raro que la víctima lo denuncie, porque suele devenir una etapa de calma en la que el agresor le pide disculpas y busca reconciliarse. Pero lo cierto es que después de esa `luna de miel` comienza generalmente un nuevo ciclo de acumulación de tensiones que termina en una nueva agresión”.

Tan determinante resulta el momento en que se encuentra la víctima para poner freno la violencia familiar que, si en lugar de actuar de inmediato se dejan pasar unos días para pedirle que se acerque al juzgado y ratifique la denuncia, lo más probable es que nunca lo haga, explica la jueza. “Con la esperanza de que no se repita la agresión, las víctimas casi siempre dejan pasar un episodio más, y cada vez la violencia a la que se exponen es mayor”, dice.

Pero si las agresiones suelen repetirse cada vez con mayor gravedad... ¿por qué entonces a las víctimas les cuesta tanto denunciarlas? La explicación, aseguran los jueces, se encuentra en una realidad que se desprende del análisis de los casos: el 92% de ellas tiene hijos menores a cargo y el 67% carece de trabajo o está en negro.

“Las víctimas de violencia familiar son muchas veces también víctimas de violencia económica; dependen económicamente de su agresor y eso les impide dar el salto”

“Las víctimas de violencia familiar son muchas veces también víctimas de violencia económica; dependen económicamente de su agresor y eso les impide dar el salto -explica Rondina-. Para una mujer con hijos pequeños que carece de ingresos propios y hasta de obra social no es fácil posicionarse para reclamar por sus derechos”.

RECURSOS INSUFICIENTES

Si bien el estudio de los juzgados protectorios de La Plata describe al detalle el sustrato del que surgen las denuncias por episodios de violencia familiar y las medidas que se adoptan a partir de ellas, no aporta en cambio datos que permitan entender qué ocurre después; qué pasa en general con las víctimas luego de la intervención judicial,.

Lo que ocurre en muchos casos, cuenta la jueza Mendilaharzo, es que “las víctimas se van conformes con las medidas del juzgado pero después, porque están devastadas psicológicamente pero sobre todo por sus propias carencias económicas, no las pueden sostener. En este sentido -dice- faltan políticas públicas de acompañamiento para que salgan adelante una vez que logran tomar la decisión”.

Y es que aún cuando reconoce que hasta ahora “siempre que se ha necesitado un lugar para alojar a una víctima en situación extrema se lo ha podido conseguir, los recursos se vuelven insuficiente frente a este nivel de violencia”, dice la jueza, quien entiende que “el Estado debería multiplicar el trabajo de contención que hoy sólo ofrecen algunas organizaciones civiles.

Lo cierto es que el aumento de las denuncias por violencia familiar también pone al Estado frente otro desafío inmediato. A medida que cada vez más víctimas reclaman una intervención judicial, los dos juzgados creados en La Plata para ofrecerles una respuesta rápida corren el riesgo de dejar de hacerlo a corto plazo por una sobrecarga de trabajo. Después de haber facilitado tanto el acceso a la justicia a quienes sufren violencia en su hogar, cualquier paso atrás constituiría sin duda una nueva vulneración.

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