Crece la movida para erradicar la caca de perro en las veredas

UN JARDÍN MATERNAL DE BARRIO NORTE ENCARÓ UNA CAMPAÑA PARA QUE LOS VECINOS SE HAGAN CARGO DE LA CACA DE SUS MASCOTAS. LO LOGRARON, Y AHORA DICEN QUE HAY MENOS RIESGOS PARA LOS CHICOS

“Señores vecinos: procuren que sus perros no dejen caca en la vereda de nuestro jardín. Somos chiquitos, sin querer pisamos y nos ensuciamos. Las seños nos contaron que nos podemos enfermar con los gérmenes que dejan sus mascotas”. El cartel que los responsables de una guardería pagaron en la puerta del establecimiento, en pleno barrio Norte, actualiza el debate acerca de un problema urbano a la vista de todos: el de las toneladas de deposiciones caninas que contaminan las calles de la Ciudad.

Desde febrero pasado, La Plata cuenta con una ordenanza que obliga a “propietarios, tenedores y paseadores de perros” a recoger las heces que los animales dejen en la vía pública, so pena de sufrir fuertes multas. Es que, de acuerdo con sucesivos estudios realizados por profesionales de la Universidad Nacional a lo largo de la última década, la contaminación fecal canina en las plazas es virtualmente omnipresente. Y es en los espacios verdes, precisamente, donde el riesgo sanitario se multiplica por su uso como áreas recreativas por parte de chicos de corta edad.

En la Comuna apuestan a generar conciencia no sólo desde el costado sancionatorio. Hace poco menos de un mes, el municipio comenzó a instalar en plazas y parques recipientes específicos, que incluyen un “dispenser” de bolsas plásticas y tapa hermética, a modo de “inodoro de mascotas”. Los primeros fueron montados en plaza Moreno, según se evaluó, con “muy buenos resultados”.

“Seguiremos instalando este tipo de dispositivo en las plazas San Martín, Italia, Islas Malvinas, Belgrano, el Bosque y el Parque Ecológico” adelantan en la dirección de Gestión Integral de Residuos y Mantenimiento Urbano local. El ambicioso plan contempla colocar 150 en el corto plazo, y sumar otros 100 en los próximos meses.

Verdes y montados sobre un pie metálico, los cestos son de chapa y su diseño permite la colocación de una bolsa intercambiable que el usuario retira y usa a modo de guante, para luego emplearla y descartarla.

Ricardo Díaz, titular de Gestión de Residuos, destacó que “el uso a conciencia de estas herramientas por parte de los propietarios de mascotas va a contribuir con una mayor limpieza e higiene de los espacios públicos, especialmente por tratarse de desechos que requieren un tratamiento especial, ya que son potenciales focos de transmisión de enfermedades”. Sin embargo, en las veredas de los barrios el cambio de hábitos aún parece lejano.

En este contexto, un trabajo de la cátedra de Parasitología Comparada de Ciencias Veterinarias, conducido por los profesionales Nilda Radman, Susana Archelli, Reinaldo Fonrouge y Lola Burgos, determinó que nueve de cada diez muestras tomadas en plazas y parques de la Ciudad son toxopositivas, esto es, contaminadas con parásitos que pueden causar toxocariasis, una enfermedad que puede derivar en cuadros similares a la hepatitis, crisis asmáticas, alteraciones oculares a nivel de la retina, cambios de carácter, convulsiones e incluso una patología neurológica fatal.

La “toxocara canis” es un parásito que el informe de los veterinarios describe como “cosmopolita”, que se halla en el intestino delgado de los perros y en el hombre es la causa primaria del “Síndrome de larva migrans visceral” o LMV. Perros y gatos, al defecar en el césped o la arena, eliminan los huevos de los parásitos adultos que permanecen vivos por mucho tiempo; cuando accidentalmente son ingeridos por otras mascotas o humanos, las larvas penetran las mucosas y se distribuyen en todo el organismo. Los expertos advierten que “un chico parasitado, aunque esté vacunado, no logra la inmunización adecuada ya que la respuesta no es la apropiada”.

Entre los abordajes propuestos para el problema, en la Universidad Nacional idearon un programa para crear plantas que traten los excrementos de los animales; concretamente, que cada espacio verde cuente con recipientes que además de contener las deyecciones, las conviertan en abono. Esta estrategia, además de evitar que los parásitos se transformen en un problema de salud pública, aportaría fertilizante a las plantas por medio del compostaje.

MULTAS

Las normas municipales vigentes disponen que cada propietario o paseador de perros debe transitar las calles munido con algún “dispositivo recolector de cartón, papel u otro elemento celuloso reciclable” y dejar las eventuales deposiciones en “los recipientes destinados para tal fin”. Quienes no cumplan estas reglas serán multados con multas del orden de los $300 en adelante.