Venció Dilma pero habrá ballotage

LA PRESIDENTA DILMA ROUSSEFF, LUEGO DE VOTAR EN PORTO ALEGRE

La presidenta brasileña Dilma Rousseff y el socialdemócrata Aécio Neves protagonizarán el 26 de octubre un duelo entre los partidos que se reparten el poder en el país desde hace 20 años, en un segundo turno electoral de imprevisible desenlace.

Rousseff obtuvo 41,56% de los votos y Neves 33,58%, mientras la ecologista Marina Silva, que se convirtió inesperadamente en presidenciable hace apenas un mes y medio y llegó a superar netamente a sus dos rivales, quedó tercera con 21,31%, según el Tribunal Superior Electoral (TSE), con 99,71% de los votos escrutados.

Tras pasar al ballotage, Dilma afirmó que “la lucha continúa y será victoriosa” y dio el tono de lo que será su campaña de cara a la segunda vuelta, al precisar que “será la lucha de los constructores de futuro, que jamás dejarán que Brasil vuelva atrás”

“¡Gracias Brasil!”, tuiteó por su parte un eufórico Neves, quien llamó al Partido Socialista (PSB) de la derrotada Marina a “unir fuerzas” contra Rousseff en el ballotage.

EXHORTACIÓN DE NEVES

“Es hora de unir nuestras fuerzas. Mi candidatura no es más la candidatura de un partido político, o de un conjunto de alianzas. Es un sentimiento más puro, de todos los brasileños que aún tienen la capacidad de indignarse”, expresó el candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) en un discurso a sus simpatizantes. El Partido Socialista no decidió aún si apoyará a Neves.

En un segundo turno, Rousseff ganaría a Neves por 48% a 42%, indicó Datafolha el sábado, y por 45% contra 37% según Ibope.

Pero Neves, del poderoso PSDB del ex mandatario Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), viene en ascenso, y además Silva puede pasar sus votos a Neves, lo que torna el desenlace imprevisible. “Aécio Neves renació de las cenizas y llega con mucha fuerza a este segundo turno. Creo que Rousseff y Neves tienen 50% de posibilidades de ser electos. Será una campaña muy corta y muy intensa”, indicó el analista André César, de la consultora Prospectiva en Brasilia.

LOGROS Y CUENTAS PENDIENTES

En sus 12 años en el poder, el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva logró que 40 millones de pobres ingresaran en la clase media, tornando a la primera mujer presidenta de Brasil en la gran favorita de estos comicios. Pero millones de brasileños también reclaman un cambio, tras cuatro años de magro crecimiento en la séptima economía mundial -el mercado espera un PBI de apenas 0,3% este año-, elevada inflación (6,5%) y escándalos de corrupción vinculados al PT.

Neves, el preferido de los mercados, promete hacer que Brasil vuelva a crecer y atraer al capital privado poniendo fin al intervencionismo del gobierno en las empresas y bancos estatales como Petrobrás y el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social).

Acostada en la famosa playa de Copacabana de Río de Janeiro, leyendo en la arena, Bárbara Souza (37) cuenta que votó “por un cambio”. “Este gobierno no me gusta nada. Iba a votar a Marina, pero al final voté por Aécio sólo por las encuestas (que lo dan ganador), para que tenga más chances de vencer a Dilma”, explicó.

Más de un millón de brasileños, sobre todo jóvenes de clase media, salieron a las calles en junio de 2013 a reclamar mejores servicios públicos y un freno a la corrupción política. Marina Silva intentó encarnar este cambio prometiendo una “nueva política” cuando se convirtió en presidenciable tras la muerte del candidato oficial del PSB, Eduardo Campos, en un accidente aéreo en agosto.

Pero en los últimos días Neves la había relegado al tercer lugar en estas elecciones que se convirtieron en una novela política. “Marina subió por la muerte de Eduardo Campos, que provocó una conmoción nacional, y ella se presentó como una alternativa. Pero no es una alternativa” sino “una fuerza conservadora” y evangélica, dijo Carlos Alberto Alkmim, politólogo y profesor de la Universidad Católica de Río.

La batalla PSDB-PT representa “la polarización que viene ocurriendo hace varias elecciones”, con ambos partidos en el centro del espectro político, destacó.

Además de presidente, los 142,8 millones de brasileños convocados a las urnas votaron ayer para elegir a la totalidad de la Cámara de Diputados (513) y a un tercio del Senado (27), así como a 27 gobernadores y 1.059 diputados estatales.

Un total de 1.209 personas fueron detenidas por irregularidades, principalmente por hacer propaganda electoral pero también por compra de votos, según informó la Justicia electoral, que elogió la “tranquilidad” de los comicios, los cuartos mayores del mundo detrás de India, EE UU e Indonesia. Las elecciones son consideradas las más informatizadas del mundo, gracias a su sistema de urnas electrónicas y sistema biométrico de identificación.

Notas relacionadas

A Marina Silva no le alcanzó

Las “selfies”, protagonistas de la jornada

Un fuerte revés para los mercados financieros