Maduro saca más fuerzas a la calle para frenar las protestas

LOS GRAVES ENFRENTAMIENTOS DEL JUEVES DEJARON EL SALDO DE OTROS DOS MUERTOS

CARACAS.- El gobierno venezolano reforzó ayer la presencia policial y militar en una zona donde dos personas murieron el jueves, mientras los obispos reclamaron el cese de la violencia y la investigación de las muertes ocurridas en las últimas tres semanas en medio de las manifestaciones que sacuden al país.

La barriada Los Ruices en el municipio Sucre, al este de la capital, amaneció en calma tras la tumultuosa tarde del jueves en la que murieron un agente de la Guardia Nacional y un civil durante choques entre vecinos y grupos de motorizados oficialistas que intentaban remover escombros que obstruían la principal avenida que enlaza el este y oeste de Caracas.

GRAVES DAÑOS

De los incidentes violentos del jueves quedaron como evidencia un automóvil calcinado, una fuerte presencia de la Guardia Nacional en la de custodia y el cierre de una calle cercana a la sede de la estatal Venezolana de Televisión, el principal medio de difusión del gobierno. La mayoría de los locales comerciales abrieron sus puertas y el servicio de la estación de tren subterráneo del sector, que el jueves se mantuvo cerrada, reanudó sus operaciones comerciales a primeras horas del viernes.

VIOLENCIA EXTREMA

El enfrentamiento del jueves fue uno de los incidentes más violentos desde el 12 de febrero, cuando tres personas murieron después de una marcha. Los obispos auxiliares y el arzobispo de Caracas, el cardenal Jorge Urosa, pidieron el cese de la violencia y una investigación imparcial de los hechos.

“Queremos reiterar nuestro llamado a todos los habitantes de Caracas, independientemente de su simpatía política, a la convivencia y a la paz. Solicitamos que las responsabilidades legales por los fallecidos en estos enfrentamientos, especialmente en los últimos días, sean determinadas por una investigación seria, imparcial y objetiva”, dijeron los obispos en un comunicado.

Agregaron que rechazan “que algunas de las manifestaciones hayan sido atacadas con armas de fuego, presuntamente por algunos funcionarios de seguridad del Estado o por civiles armados, así como las presuntas torturas y violaciones de los derechos de los detenidos”. Pese a que la mayoría de las manifestaciones convocadas por estudiantes y la oposición se desarrollan pacíficamente, a diario grupos de jóvenes, muchos de ellos encapuchados, se enfrentan con piedras y bombas incendiarias a la Guardia Nacional.