Se instala entre los padres el debate por el boletín sin aplazos

EL NUEVO RÉGIMEN ACADÉMICO PARA LAS ESCUELAS, QUE INCLUYE MODIFICACIONES EN EL SISTEMA DE EVALUACIÓN DISPARÓ UN FUERTE DEBATE EN EL ÁMBITO EDUCATIVO. PADRES, PEDAGOGOS, DOCENTES Y POLÍTICOS PARTICIPAN DE LA DISCUSIÓN SOBRE LA EDUCACIÓN DE LOS MÁS CHICOS

El asueto por el día del maestro estuvo marcado por la fuerte polémica que generó la resolución de la cartera educativa bonaerense que elimina los aplazos en el sistema de calificación de los alumnos de escuelas primarias, tanto públicas como privadas. Ayer, los colegios retomaron la actividad. Y la controvertida medida fue el principal tema de conversación entre los padres, quienes en su inmensa mayoría se mostraron “totalmente” en desacuerdo con los cambios propuestos por la dirección de Educación provincial.

En líneas generales, madres y padres resaltan que hace tiempo que los chicos pasan de grado “sin saber nada”, por lo que consideran que no utilizar más el “aún no satisfactorio” en el ciclo inferior, y el 1, 2 y 3 en el superior, sólo profundizará “el desinterés” y la tendencia a “esforzarse poco y nada”.

Asimismo, muchos temen que el salto a la secundaria, que “hoy en día les cuesta un montón”, será mucho más duro porque “con estas modificaciones se van a acostumbrar a que estudiar menos traerá menos consecuencias, porque como mínimo tendrán un cuatro”, apuntó una mamá de la Escuela Primaria N° 37.

En un escenario como el actual introducir esta medida “no aporta nada sustancial, por el contrario, puede operar como un desorganizador más”

“Los chicos deberían estudiar y aprender por gusto, no pensando en la nota”, dijo la pedagoga platense María Lilia Merzdorf, quien dirigió la Escuela 2 de Berisso durante 35 años. No obstante, afirmó con vehemencia que para ello tienen que estar dadas “las condiciones que posibiliten un adecuado desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, y no es así”, subrayó.

“No están dadas las condiciones pedagógico-didácticas, ni las administrativas-organizacionales, ni las comunitarias, que son los tres pilares de la educación, de modo que en un escenario como el actual, donde hay grados con 50 alumnos -ejemplificó-, introducir este elemento no aporta nada sustancial, por el contrario, hoy en día puede operar como un desorganizador más tanto para los alumnos como para las docentes”, opinó la especialista.

Y, en la misma línea, añadió que “en estos momentos, frente a la crisis que atraviesa la educación, no se entiende el sentido de semejante viraje. Hasta parece algo esnob. Y si no es así, algo para tapar los resultados reales del aprendizaje. Pero lo cierto es que en este contexto, y sobre el final de un año con innumerables interrupciones, esta medida no se comprende”, apuntó María Lilia Merzdorf.

La pedagoga dijo, tras describir la situación del sistema escolar, que “lo que debería hacerse, en un escenario que medianamente lo permita, es evaluar integralmente a los alumnos. Ello implica un proceso muy complejo, y aquí se tomó en cuenta un punto muy pequeño dentro de una evaluación pedagógica, como es lo numérico, la nota”, afirmó, para insistir en que “ante el panorama actual de la educación ese cambio, entre comillas, en vez de mejorar las cosas las empeora. Y además se corre el riesgo de que sea malinterpretado como un vale todo”, remató.

“CAMBIA EL MENSAJE”

La profesora de la facultad de Humanidades de la Universidad platense y especialista en educación primaria, Mirta Castedo, coincide en un punto con Lilia Merzdorf. Dice que “todos tenemos que replantearnos profundamente de qué manera se puede ayudar en la escuela para que estudiar no sea una cuestión de ‘nota’. Estudiar tiene que tener sentido para los chicos. Lograr aprender tiene que ser el resultado del esfuerzo, pero de un esfuerzo ‘gozoso’ porque se ha logrado comprender algo que sirve para entender el mundo y, si fuese necesario, para cambiarlo”, apunta, para expresar que “la escuela, tal como fue concebida, premia y castiga a través de las notas. ¿Podría ser de otra manera? Seguro que sí, el problema es que todos funcionamos como si la escuela fuese ‘natural’, como si no se pudiese cambiar nada, ni las notas, ni los agrupamientos por año, ni el cuaderno lleno de tarea escrita”.

Respecto del nuevo régimen académico de primaria considera que “introduce algunos cambios que van en el sentido de cuidar el vínculo de los chicos con la escuela y con el conocimiento. Si en vez de poner un 2 pongo un 4 y se aprueba con 7, ¿qué cambia?”, se pregunta, y opina que “lo que cambia es el mensaje para ese chico: tiene que aprender más, que todavía no alcanza, pero que no ha fracasado en el empeño. Es apenas un ‘gesto’, subjetivamente importante, de confianza en su capacidad”, señala Castedo.

Finalmente advierte que “como toda norma, es una condición necesaria pero no suficiente”, y subraya que “ahora, por supuesto, se abre el juego al trabajo de funcionarios, inspectores, directores y maestros para ponerla en acción”, al tiempo que remarca que “allí entran a jugar otras variables que también pueden y deben resguardarse, entre otras, la posibilidad de que los docentes en las escuelas puedan trabajar realmente en equipos, tomar decisiones entre varios, cuidar a cada alumno en todo su tránsito por la escuela”, concluye.

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