Uriel, el nene héroe que salvó a su hermana de un devastador incendio

Desde el domingo por la tarde estaban sin luz. Por eso, apenas oscureció, Esperanza -9- y Uriel -13- tuvieron que prender una vela; al rato se fueron a dormir con todas las recomendaciones que suele darles su madre, que por las noches cuida adultos mayores. Sin embargo, en los primeros minutos de la madrugada un fuerte olor despertó al adolescente. Humo y fuego fue todo lo que vio: la casa se estaba incendiando y casi instintivamente tomó del brazo a su hermana para sacarla de un salto. “Actué y listo, saqué a la nena y entré de nuevo”, resume Uriel, que por estas horas es el héroe de su hermana y el chico del que todos hablan en el barrio Cotilap de Berisso.

Como si hubiera caído una devastadora bomba, es imposible encontrar algo que rescatar en esa montaña de escombros y desechos en los que se convirtió el hogar que comparten con su madre y un hermano mayor que prácticamente se “independizó”.

“Todo era humo y fuego, en 8 minutos no quedó nada”, agrega Elio López, el vecino de enfrente al que Uriel llamó a gritos para que se hiciera cargo de la aterrada Esperanza, quien estaba en shock por la situación.

“Me despertaron los gritos de Uriel y cuando salí a la calle me encontré con toda la casa envuelta en llamas, le di un abrigo a la nena y le dije a Uriel que no volviera a entrar a la vivienda porque, aún en esas condiciones, quería apagar el fuego”, señala el vecino.

Tanto los bomberos como la policía llegaron en pocos minutos, pero la voracidad del fuego no dejó nada en pie. Los vecinos consignaron que afortunadamente no había llovido durante los días previos porque si no, no hubieran podido entrar ni los bomberos ni la ambulancia y tal vez las llamas se hubieran propagado hacia las casas vecinas.

Si bien los chicos están en buenas condiciones, Uriel tuvo que permanecer algunas horas internado porque el humo estuvo a punto de asfixiarlo.

En el barrio todos señalan que fue un accidente que se podría haber evitado si no hubiera tantos problemas con la tensión eléctrica.

“Todos los días tenemos baja tensión, es más el Día del Padre se cortó la luz por la tarde y recién vino por la madrugada, pero como los nenes estaban dormidos, no se enteraron y pasó lo de la vela”, dice López.

UN BARRIO MOVILIZADO

A raíz de la profunda conmoción que causó en el barrio el incendio, en cuestión de horas se organizaron distintas iniciativas para ayudar a la familia.

Un vecino que se encuentra internado puso a disposición su casa para que la familia viva un par de días, hasta que puedan limpiar el terreno y tal vez consigan otra casilla.

“Esto es muy momentáneo porque en cuanto le den el alta al vecino, tienen que dejar esa vivienda”, afirma Fabián Escobar, padre de los niños.

Pese al mal trance, los hermanos no dejan de sonreír, aseguran que no están asustados y que no saben qué es lo que mas lamentan haber perdido. Esperanza está contenta de haber salido chancleteando las zapatillas que son las únicas que se salvaron del fuego y Uriel agradece haber tenido la patineta lo suficientemente cerca como para revolearla al medio de la calle cuando entró por segunda vez a la casa.

“No me gusta el fútbol, no soy de ningún cuadro porque siempre eso da para que la gente se pelee, lo que a mi me gusta es la patineta, soy skater”, confiesa el adolescente como para justificar por qué de entre las muchas cosas que tuvo a su paso el día del incendio, la patineta fue lo que rescató.

Esperanza va a cuarto grado de la Escuela 1 y Uriel, a segundo año de la Escuela 5. Ayer no fueron a clases y tampoco saben si podrán concurrir hoy porque el fuego también les arrebató carpetas, lápices, libros y mochilas.

La familia espera ahora que el Municipio de Berisso cumpla con la promesa de ayudar en la limpieza del terreno. Sabe que como se tratara de un cuaderno mal escrito, tendrán que hacer borrón y cuenta nueva porque nada sirve.

Ni el tanque de agua quedó en pie y ayer se observaba todo chamuscado por el fuego.

También se perdieron las alacenas, la cocina, la heladera, las camas, los colchones y todos los utensilios que hacen a la vida de un hogar.

Para salir del paso, los vecinos con hijos de la edad de ellos les prestaron ropa, pero para volver a ponerse en pie saben que necesitarán de la ayuda del Estado y de la gente de buena voluntad.

“Hace falta de todo, desde materiales para levantar una nueva casa, puertas, ropero, lo que tal vez le sobre a alguna familia a ellos les vendrá bien”, asegura el padre de los niños.

Quienes deseen ayudar a la familia pueden comunicarse al teléfono 470 - 8801 que pertenece a Ramón, abuelo de los niños.