Trump, ¿el dictador?: inquieta su sesgo autoritario

Mientras Donald Trump enfrenta un creciente escrutinio por su retórica cada vez más autoritaria y violenta, el presentador de Fox News Sean Hannity le dio a su viejo amigo días atrás la chance de asegurarle al pueblo estadounidense que no abusaría del poder ni buscaría represalias si gana un segundo mandato. Pero en lugar de ofrecer una respuesta evasiva, Trump avivó el fuego.

“No, no, no, excepto el primer día”, dijo el favorito del Partido Republicano la semana pasada ante una audiencia en vivo en Davenport, Iowa. “Quiero cerrar la frontera y quiero perforar, perforar, perforar” (en relación con la extracción de petróleo). “Después de eso, ya no seré un dictador”.

Trump tiene un largo historial de declaraciones incendiarias que provocan la indignación de sus detractores y generan una avalancha de titulares, sin que nunca lleguen a buen término. A menudo se hacen de una manera irónica que permite a los aliados de Trump afirmar que estaba bromeando y citar la reacción como otro ejemplo de un candidato hábil para provocar a una prensa desconectada que lo toma demasiado literalmente.

Los asesores de campaña de Trump dijeron que el expresidente sólo estaba tratando de provocar a la izquierda y a los medios con su comentario sobre el dictador, al tiempo que buscaba centrar la atención en la afluencia de inmigrantes en la frontera y la persistente inflación, dos vulnerabilidades para el presidente Joe Biden de cara a las elecciones generales de 2024.

Pero las consecuencias de la retórica de Trump han quedado demasiado claras, después de que se negó a aceptar los resultados de las elecciones de 2020 y una turba de sus partidarios irrumpió violentamente en el Congreso de EE UU para impedir la certificación de la victoria de Biden.

UNA AGENDA QUE ASUSTA

El expresidente, que durante mucho tiempo ha expresado respeto por los líderes autoritarios y el poder que ejercen, ahora promete venganza y retribución mientras esboza una agenda para su segundo mandato marcada por una expansión sin precedentes del Poder Ejecutivo, una interferencia sin precedentes en el sistema de justicia y una purga masiva de funcionarios públicos.

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De hecho, horas antes de que se emitieran sus comentarios, Kash Patel -un viejo aliado que se espera que desempeñe un alto cargo en materia de seguridad nacional si Trump vuelve a la Casa Blanca- prometió atacar a los periodistas en un segundo mandato trumpista.

“Vamos a perseguir a las personas de los medios que mintieron sobre los ciudadanos estadounidenses, que ayudaron a Joe Biden a manipular las elecciones presidenciales”, dijo Patel, pese a que numerosos funcionarios federales y locales, una larga lista de tribunales, altos exempleados de campaña e incluso el propio fiscal general de Trump han dicho que no hay pruebas del fraude que alega.

Trump prometió que utilizará al Departamento de Justicia para atacar a sus enemigos

Biden y otros críticos han aprovechado los comentarios de Trump, presentándolo como una amenaza a la democracia mientras buscan convertir las elecciones de 2024 en otro referéndum sobre el expresidente en lugar de Biden.

Consciente de los riesgos, la campaña de Trump ha tratado de distanciarse de los dichos de Patel, así como de los planes políticos que acaparan los titulares propuestos por varios grupos externos integrados por antiguos aliados de Trump.

El polémico magnate también ha buscado pasarle la pelota a Biden, quien argumenta cada vez más que Trump representa un peligro fundamental para el país. En un reciente discurso en Iowa, Trump insistió en que en realidad es Biden el verdadero “destructor” de la democracia, y citó las cuatro acusaciones penales que enfrenta como esfuerzos políticamente motivados para dañar su campaña.

Es un argumento que Trump y su plan de campaña seguirán planteando de cara a las elecciones generales de 2024.

A pesar de los intentos de los demócratas de “hacer declaraciones extravagantes sobre cómo podría ser un futuro mandato de Trump”, aseguró Jason Miller, principal asesor del millonario republicano, ahora hay un punto de referencia: “Cuatro años de Trump en la Casa Blanca, y nunca hizo ninguna de las cosas que Joe Biden le está haciendo actualmente”.

“SOY TU GUERRERO Y TU JUSTICIA”

Pero las propias palabras de Trump hacia sus seguidores y posibles votantes son claras. “En 2016 declaré que soy tu voz. Hoy, agrego, soy tu guerrero. Yo soy tu justicia. Y para aquellos que fueron agraviados y traicionados, yo soy su retribución”, dijo en marzo de 2023.

En los meses posteriores, Trump ha prometido repetida y explícitamente utilizar el Departamento de Justicia para atacar a sus enemigos, en una ruptura dramática con la larga tradición de independencia posterior a Watergate.

“Nombraré un verdadero fiscal especial para perseguir al presidente más corrupto en la historia de los Estados Unidos de América, Joe Biden, a toda la familia criminal Biden y a todos los demás involucrados en la destrucción de nuestras elecciones, fronteras y nuestro propio país”, aseguró en un video de junio.

En una entrevista con Univisión, fue aún más lejos. “Si soy presidente y veo a alguien que me está golpeando mal y lo hace con éxito, le diré (al departamento de Justicia): ‘Vayan por ellos e impútenlos’”, dijo.

No hace mucho, reflexionó sobre la posibilidad de eludir la Constitución, argumentando que el fraude electoral que alega “permite la terminación de todas las reglas, regulaciones y artículos, incluso aquellos que se encuentran en la Constitución”.

Ha adoptado un enfoque especialmente hostil hacia la prensa, prometiendo “derrotar a los medios de noticias falsas”, llamando a los periodistas “el enemigo del pueblo” y diciendo que medios como NBC News y MSNBC deberían ser investigados por traición.

EXPANSIÓN DEL EJECUTIVO

Los amplios planes políticos de Trump también dependen de una dramática expansión del Poder Ejecutivo. Quiere despojar a decenas de miles de trabajadores federales de carrera de sus protecciones de servicio civil, ha prometido nuevas pruebas ideológicas para quienes ingresan al país y ha hablado de aumentar el rol del ejército en territorio nacional , incluido el envío de la Guardia Nacional a la frontera y a ciudades como Chicago, para combatir el crimen.

Ha advertido además que las amenazas más graves para la nación provienen “no del exterior, sino del interior”; ha pedido un mayor uso de la pena de muerte y ha elogiado a los países que dependen de juicios “rápidos” y ejecuciones extrajudiciales.

También ha dicho que a los saqueadores habría que pegarles un tiro. Ha seguido elogiando a líderes autoritarios como Xi Jinping de China, Viktor Orbán de Hungría y Vladimir Putin de Rusia, al tiempo que deshumaniza a sus enemigos llamándolos “escoria” y “matones” que “viven como alimañas”.

Sus asesores argumentan que el expresidente no cumplió algunas de sus promesas de campaña más extremas, como encarcelar a su entonces rival Hillary Clinton o promulgar “un cierre total y completo a la entrada de musulmanes a EE UU”.