Pasión, muerte y resurrección de Lisandro

Por
ALFREDO A. ABUIN (*)
El 5 de enero de 1939, hace 60 años, se suicidaba en Buenos Aires, Lisandro de la Torre.
Había nacido en Rosario el 6 de 1868, hace 130 años.
Cuando agonizaba el gobierno del general Roca llegó a Buenos Aires a estudiar Derecho, cuando las carnes eran nuestra riqueza y el fraude el método cierto para obtener y mantener poder, para que algo cambiase a fin de que no cambiase nada.
Juárez Celman daba lugar a la especulación y quebraba la bolsa. Martel escribía "La Bolsa". El pueblo era ignorado. Estalla la Revolución del Parque (1890) y el rosarino está al lado de los revolucionarios Leandro Alem y Aristóbulo del Valle. Hipólito Yrigoyen está ausente.
Juárez Celman, cuñado de Roca, renuncia a la Presidencia, que es asumida por Carlos Pellegrini, su vice.
Cuando el radicalismo se escinde, de la Torre sigue a Alem, y hasta integra como ministro de Justicia otro gobierno revolucionario y efímero en el viejo cabildo de Santa Fe en 1893.
Cuando desde Buenos Aires se termina con las revueltas rebeldes y anárquicas, De la Torre opta por el camino de la oposición organizada, acercándose aún más a Aristóbulo del Valle, el estadista.
En 1896 mueren Del Valle por una rápida enfermedad, y Alem por su suicidio. Yrigoyen, producto del comité, asume la conducción del radicalismo, e impone su "intransigencia" y su "abstención electoral", que favorecen al régimen, en detrimento de la postura participativa y de organización que sustenta Lisandro.
En 1897, más precisamente el 6 de setiembre (coincidente con el de 1930) se baten a duelo Lisandro y el comisario de Balvanera (Yrigoyen), en donde éste triunfa en el duelo, pero pierde en el afianzamiento doctrinario, el fuerte de Lisandro.
1898 marca la aparición en Santa Fe del periódico "La República", fundado por Lisandro, con Florencio Sánchez como jefe de redacción. De allí en más, y hasta 1908, De la Torre ejerce la abogacía y solidifica su formación, incluso con lecturas en francés que incluyen un estudio completo de Verlaine.
1908 encuentra al sur santafesino a merced del centralismo porteño. Se funda la Liga del Sur, a fines de noviembre, como expresión política de dicho sur santafesino, integrada por cerealistas, industriales, comerciantes y colonos, encabezada por Lisandro.
En 1911 se lo elige diputado provincial. En 1912, Yrigoyen le ofrece encabezar el radicalismo santafesino, pero a cambio de disolver la Liga del Sur. En Santa Fe triunfa el radicalismo, pero Lisandro, al frente de la Liga, es electo diputado nacional y se lo empieza a llamar "el gato amarillo", por su barba rubia y su enconada oposición al régimen.
Muere Roque Sáenz Peña, y asume su vicepresidente Victorino de la Plaza, carente de todo poder real, cuando se encaminaba el sendero electoral. Lisandro, con la base de la Liga del Sur, y el acercamiento de once partidos provinciales, funda el 14 de diciembre de 1914 el Partido Demócrata Progresista. De la Torre y Joaquín V. González redactan el acta fundacional y los principios de la nueva agrupación.
En 1916, Yrigoyen es elegido Presidente. Las deserciones en la Democracia Progresista, producidas por lo heterogéneo de su composición inicial, conducen a la derrota de Lisandro, impidiendo el cambio político, social y económico a que aspiraba la Nación. De la Torre y González le daban a la palabra progresista su verdadero significado.
Lisandro se refugia en su campo de Pinas, abrumado por las deserciones de aquellos que, hasta ayer, lo acompañaban en su proyecto fundacional de la Democracia Progresista. Dijo: - "Sé que no llegaré, pero llegará la juventud si trabaja, estudia y persevera".
En 1922, cuando aquellos que lo abandonaron intentan rodearlo nuevamente, les contesta: - "No me llamen conservador, porque mis ideas son liberales y progresistas". Le interesa más el modo como haya de gobernarse la República y las probabilidades de realización de un programa, que el nombre del primer magistrado y la composición del grupo que lo elija.
Acepta ser candidato a diputado por Santa Fe y por su partido. Es elegido. Desde 1922 a 1926, desde su banca, se convierte en el defensor del cultivo del tomate, del té, de la yerba mate. Trabaja por los productores y combate a los dueños de las tierras que se quieren transformar de dueños de haciendas en dueños de vidas.
Vuelve a Pinas, cansado y agotado. Y el comienzo de su agonía se mezcla con la sequía de los campos. Reparte parte de sus campos de Barrancas, para que el pueblo crezca y progrese. El progreso es la obsesión que lo motiva y lo anima, como un servicio a la comunidad a la que se debe. En un terreno donado por él se levanta la iglesia de Barrancas.
En la soledad de Pinas aparecen las primeras sombras, la lucha en soledad, la desventura, se perfila el agonal Lisandro, en la expresión de Alberto Natale. El 27 de agosto de 1930, diez días antes del 6 de setiembre, Francisco Correa, el inolvidable diputado demoprogresista, traduce a Lisandro, y dice que Yrigoyen llegó por el voto popular y por el voto popular ha de irse, cuando así sea la voluntad de la Nación.
El golpe fue funesto, pero también el comportamiento de los cercanos a Yrigoyen. Lisandro repudia el golpe, no obstante que Uriburu le ofrece ser su ministro del Interior y prepararle su propia Presidencia. Prefiere ser derrotado en una alianza con los socialistas con la honesta conducta de éstos como pergamino, antes que sostener los síntomas corporativos del nuevo gobierno, que genera en su reemplazo la Concordancia, que mereciera el epíteto de la "Década infame".
Lisandro pierde, pero dice: -"Creo en el gobierno de la opinión pública", y agrega: -"El analfabetismo es el azote de las clases humildes, porque les cierra el camino de su progreso económico y social, y es también una rémora para los partidos orgánicos, como el Demócrata Progresista, que funda su prestigio en la superioridad de su programa de gobierno. No se necesita saber leer y escribir para aplaudir a un demagogo que vomita insultos en un arrabal y proclama la revolución y el incendio, pero se necesita saber leer y escribir para discernir la vaciedad de falsas doctrinas y la hipocresía de los falsos apóstoles".
Llega entonces al Senado, pero al "Senado de la Decadencia", cuando "Ruggerito", proxeneta y regente de prostíbulos y garitos, cae asesinado por cuestiones de bajo fondo y es velado en un comité oficialista en Avellaneda con su cajón cubierto con la Bandera Argentina, cuando Julio Roca, vicepresidente de la República, reconoce como la mejor perla de la corona británica a la República Argentina, cuando a Rosario se la conoce como "la Chicago Argentina", porque la mafia local era su dueña, hasta que el gobierno santafesino de la Democracia Progresista encabezado por Luciano Molinas, con su ministro de Gobierno, José Antelo, la enfrenta y la desarticula. Mientras en el Senado Lisandro denuncia malas conductas y negociados personales, un diputado demoprogresista, Julio Noble, denuncia el comercio de las carnes, denuncia que Lisandro asume en un camino heroico y suicida, porque sabe que enfrenta los intereses más poderosos y que probablemente no será oído en su tiempo. Sólo en la Historia. El debate de las carnes es, quizá, su pieza más gloriosa.
Se asesina a Enzo Bordabehere, senador electo por la Democracia Progresista, en pleno recinto del Senado de la Nación, cuando Francisco Correa, su entrañable amigo, ya había muerto. Se muere quien siempre estuvo a su lado, y matan a quien venía a acompañarlo para que no estuviese solo. Todo en menos de tres meses. "Se conoce al matador, pero no al asesino". Renuncia a la banca. Santa Fe es intervenida.
Se recluye en soledad. Le queda tiempo para pensar que "algún día la civilización se edificará sobre la verdad", no obstante que "corrupción es una palabra que se usa con frecuencia en este momento de nuestro país". Su pasión se encamina hacia su muerte.
Y así muere, un 5 de enero de hace 60 años, mediante un disparo fatal el Fiscal de la Patria, "en una muerte que no fue", al decir de Elbio Martínez, porque aún viven su descripción de la República, sus quejas por la corrupción reinante, sus ideas liberales y progresistas.
Y resucita así el Viejo Maestro en su ejemplo y en la esperanza de los argentinos.
(*) Secretario general de la junta ejecutiva del Partido Demócrata Progresista de la Provincia de Buenos Aires.

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