Banfield desnudó las falencias de River
El Taladro fue mejor y le ganó a un Millonario sin luces
| 15 de Marzo de 2004 | 00:00

El ataque por ataque esta vez le salió al revés a River. Porque se equivocó demasiado en el fondo, porque se descontroló más de la cuenta cuando se vio derrotado y porque nunca supo ni pudo manejar el partido, aun con ese estilo ofensivo que no debe abandonar, más allá de este resultado. No supo hacerse del trámite del partido ni cuando se puso 1 a 0 arriba, ni cuando empató 2 a 2. Banfield, muy serio equipo, detectó las falencias defensivas de River, se dio cuenta de sus debilidades y así se plantó con valentía ante el equipo que ya apuntaba como sensación. No se asustó Banfield después del primer gol de River, no pensó en evitar la goleada. No. Salió a buscar al rival, con la cabeza fría para sacarle la pelota a River, para manejarla y para metérsele allá adentro, donde más parecen dolerle los golpes al cuadro de la Banda Roja. Y cuando Banfield tomó el control del juego, no lo soltó más. Dio vuelta el partido y ni siquiera se mosqueó cuando Salas lo empató con ese gol “fantasma”. Banfield sabía que podía ganarlo, que debía ganarlo porque era superior en la tarde de ayer. Lo consiguió, por inteligente, por capaz y por tozudo.
NI UN PELO DE TONTO
Justo Omar Pérez, cuyo pase pertenece aún a Boca, fue el artífice de la victoria de Banfield con una actuación soberbia y dos goles notables. River había empezado mejor, como para fabricar otra goleada. A los 24 segundos, Noce y el palo salvaron a Banfield ante un tiro de Cavenaghi y a los 9 minutos, Gabriel Pereyra dejó al arquero sin nada que hacer con un derechazo cruzado, tras un sutil pase de pecho de Salas. A pedir de River, parecía darse todo.
Sin embargo, Banfield empezó a girar alrededor de Pérez, que jugaba cada pelota con el mayor de los criterios. A su derecha, Adrián González iba y venía con fuerza y fútbol. A su izquierda, Bilos acompañaba su exuberancia física con buenos aportes con la pelota. Atrás, la defensa solidificó de a poco. Así, la visita empezó a encontrar la pelota, a sacársela a un River impreciso, en donde Gallardo apenas aportó algunos toques, sin profundizar ni cambiar de ritmo. Sambueza perdía con Adrián González, Cavenaghi y Salas no encontraban espacios, y atrás River comenzaba a flaquear, a depender demasiado de Costanzo. Ni Ameli ni los laterales parecían estar en condiciones físicas de jugar a pleno y el arquero apeló a cuanto recurso tuvo para resolver situaciones.
Banfield no empató de casualidad en el primer tiempo. En el segundo entró Palacio por Amato y la presión se incrementó. En los primeros 30 segundos, Costanzo salvó dos veces. A los 2, Omar Pérez empató con un zurdazo espectacular y a los 5, el mismo Pérez desniveló con otro derechazo estupendo, ante una defensa de River que no achicaba ni hacia adelante ni hacia atrás. La desventaja desesperó a River, que pudo recibir el tercero en cada réplica de Banfield. Lo empató Salas en una jugada de dudosísima validez -pareció offside del chileno y además, Adrián González rechazó la pelota antes de su ingreso al arco-, pero River no podía sostener ningún resultado. Bustos Montoya -que había entrado 11 minutos antes- le dio la victoria a Banfield tras una gran jugada previa entre Bilos y Adrián González.
River perdió el invicto y la punta. Con toda justicia. Si usa la derrota para corregir defectos, hasta puede serle útil para hacer más eficaz su enorme potencialidad. Habrá que esperar su reacción. Mientras, Banfield sonríe y sueña con un futuro de copas...
NI UN PELO DE TONTO
Justo Omar Pérez, cuyo pase pertenece aún a Boca, fue el artífice de la victoria de Banfield con una actuación soberbia y dos goles notables. River había empezado mejor, como para fabricar otra goleada. A los 24 segundos, Noce y el palo salvaron a Banfield ante un tiro de Cavenaghi y a los 9 minutos, Gabriel Pereyra dejó al arquero sin nada que hacer con un derechazo cruzado, tras un sutil pase de pecho de Salas. A pedir de River, parecía darse todo.
Sin embargo, Banfield empezó a girar alrededor de Pérez, que jugaba cada pelota con el mayor de los criterios. A su derecha, Adrián González iba y venía con fuerza y fútbol. A su izquierda, Bilos acompañaba su exuberancia física con buenos aportes con la pelota. Atrás, la defensa solidificó de a poco. Así, la visita empezó a encontrar la pelota, a sacársela a un River impreciso, en donde Gallardo apenas aportó algunos toques, sin profundizar ni cambiar de ritmo. Sambueza perdía con Adrián González, Cavenaghi y Salas no encontraban espacios, y atrás River comenzaba a flaquear, a depender demasiado de Costanzo. Ni Ameli ni los laterales parecían estar en condiciones físicas de jugar a pleno y el arquero apeló a cuanto recurso tuvo para resolver situaciones.
Banfield no empató de casualidad en el primer tiempo. En el segundo entró Palacio por Amato y la presión se incrementó. En los primeros 30 segundos, Costanzo salvó dos veces. A los 2, Omar Pérez empató con un zurdazo espectacular y a los 5, el mismo Pérez desniveló con otro derechazo estupendo, ante una defensa de River que no achicaba ni hacia adelante ni hacia atrás. La desventaja desesperó a River, que pudo recibir el tercero en cada réplica de Banfield. Lo empató Salas en una jugada de dudosísima validez -pareció offside del chileno y además, Adrián González rechazó la pelota antes de su ingreso al arco-, pero River no podía sostener ningún resultado. Bustos Montoya -que había entrado 11 minutos antes- le dio la victoria a Banfield tras una gran jugada previa entre Bilos y Adrián González.
River perdió el invicto y la punta. Con toda justicia. Si usa la derrota para corregir defectos, hasta puede serle útil para hacer más eficaz su enorme potencialidad. Habrá que esperar su reacción. Mientras, Banfield sonríe y sueña con un futuro de copas...
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