Especial sobre el "Centro piloto" de la dictadura en París
| 10 de Junio de 2004 | 00:00

Los secretos del Centro Piloto que la dictadura argentina estableció en París, en la sede de la embajada argentina, por el que desfilaron apellidos tan tristemente simbólicos como Videla, Massera, Astiz y Pernías, estarán en "Centro Piloto", un programa que se verá por Infinito el domingo 27 de junio a las 22.
Cuando la dictadura militar que gobernó a la Argentina desde 1976 hasta 1983 provocó la huida de miles de argentinos, estos exiliados comenzaron a agruparse y denunciar las atrocidades del llamado Proceso en los distintos países donde se refugiaban. Y uno de los destinos que recibió mayor cantidad de emigrados fue Francia.
La junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla dedujo que ante la cantidad de denuncias, la presión internacional sería muy fuerte y para lograr contrarrestar esas acusaciones y para realizar un trabajo coordinado de inteligencia que posibilitara obtener información sobre los exiliados, Videla decidió crear una nueva oficina de espionaje que sería llamada "Centro Piloto", su sede sería París y funcionaría bajo la órbita de la embajada Argentina en Francia. Rápidamente Emilio Eduardo Massera, integrante de la junta militar por parte de la Armada, advirtió la importancia estratégica que tenía esta agencia de inteligencia y se la apropió para sus fines.
Para asegurarse un buen funcionamiento, comenzó a enviar a sus mejores hombres de los Grupos de Tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada, el más grande campo de concentración) como Alfredo Astiz, Antonio Pernías y Antonio Perrén. Las nuevas tareas que comenzó a desarrollar el Centro fueron: infiltrar a los organismos de derechos humanos, realizar espionaje sobre los exiliados argentinos y coordinar encuentros clandestinos de Massera con el sindicalismo peronista.
Al mismo tiempo, los rumores de que Massera se reunía con la cúpula de Montoneros para pactar una tregua durante el Mundial de fútbol de 1978 eran más que creíbles. A poco de comenzar sus operaciones en el Centro, los marinos notaron que no todo sería tan fácil. En sus oficinas trabajaba una diplomática de carrera con apellido patricio y buenas vinculaciones con el ejército, Elena Holmberg.
La funcionaria se enfrentó con Massera y sus secuaces tan duramente que meses después fue derivada a un puesto menor en Buenos Aires. A su regreso a la Argentina, a fines de 1978, Holmberg sería secuestrada y asesinada; sabía demasiado sobre las operaciones del Centro, como para dejarla con vida.
El Centro Piloto París siguió funcionando hasta finales de la dictadura militar, en 1983, donde fue suspendido por un decreto del entonces presidente de facto General Reinaldo Bignone.
Cuando la dictadura militar que gobernó a la Argentina desde 1976 hasta 1983 provocó la huida de miles de argentinos, estos exiliados comenzaron a agruparse y denunciar las atrocidades del llamado Proceso en los distintos países donde se refugiaban. Y uno de los destinos que recibió mayor cantidad de emigrados fue Francia.
La junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla dedujo que ante la cantidad de denuncias, la presión internacional sería muy fuerte y para lograr contrarrestar esas acusaciones y para realizar un trabajo coordinado de inteligencia que posibilitara obtener información sobre los exiliados, Videla decidió crear una nueva oficina de espionaje que sería llamada "Centro Piloto", su sede sería París y funcionaría bajo la órbita de la embajada Argentina en Francia. Rápidamente Emilio Eduardo Massera, integrante de la junta militar por parte de la Armada, advirtió la importancia estratégica que tenía esta agencia de inteligencia y se la apropió para sus fines.
Para asegurarse un buen funcionamiento, comenzó a enviar a sus mejores hombres de los Grupos de Tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada, el más grande campo de concentración) como Alfredo Astiz, Antonio Pernías y Antonio Perrén. Las nuevas tareas que comenzó a desarrollar el Centro fueron: infiltrar a los organismos de derechos humanos, realizar espionaje sobre los exiliados argentinos y coordinar encuentros clandestinos de Massera con el sindicalismo peronista.
Al mismo tiempo, los rumores de que Massera se reunía con la cúpula de Montoneros para pactar una tregua durante el Mundial de fútbol de 1978 eran más que creíbles. A poco de comenzar sus operaciones en el Centro, los marinos notaron que no todo sería tan fácil. En sus oficinas trabajaba una diplomática de carrera con apellido patricio y buenas vinculaciones con el ejército, Elena Holmberg.
La funcionaria se enfrentó con Massera y sus secuaces tan duramente que meses después fue derivada a un puesto menor en Buenos Aires. A su regreso a la Argentina, a fines de 1978, Holmberg sería secuestrada y asesinada; sabía demasiado sobre las operaciones del Centro, como para dejarla con vida.
El Centro Piloto París siguió funcionando hasta finales de la dictadura militar, en 1983, donde fue suspendido por un decreto del entonces presidente de facto General Reinaldo Bignone.
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