La salud pública como un servicio prioritario y el caso del Policlínico

Faltas de insumos y de personal, sumadas a fallas en la aparatología, motivaron la postergación de intervenciones quirúrgicas en el Hospital Policlínico de nuestra ciudad, un centro de referencia provincial y sede de cátedras de la Facultad de Medicina. Al reclamo de los pacientes siguió el reconocimiento de las autoridades del establecimiento, tal como se explicó en la edición de ayer.

El Hospital Policlínico se creó en 1885 sobre la base del Hospital de la Misericordia, fundado un año antes, cuando La Plata estaba levantando sus grandes edificios y la habitaban más extranjeros que argentinos. Es el hospital que acompañó el crecimiento de la Ciudad y que cobijó, al crearse la Facultad de Medicina, a muchas de sus cátedras. En realidad, el Policlínico fue asiento de verdaderas escuelas de Medicina. Christmann, Rossi, Sagastume, los hermanos Cieza Rodríguez, Márquez, Galíndez, Montenegro, Gnecco, Lagrutta, Carri, Castedo, Estiú, Cosentino, Mainetti, son sólo algunos de los maestros que lo prestigiaron y vale ponerlos como ejemplo, aunque la imposibilidad de nombrar a todos genere la injusticia de las omisiones. Importa recordar que el Policlínico ha sido siempre uno de los pilares fundamentales que sustentaron los sueños platenses de convertir a la ciudad en un polo de excelencia médica.

Concebido con el criterio de su tiempo de aglutinar todas las especialidades, el gigante de calle 1 y 70 fue sumando pabellones e incorporando tecnología y docencia. Hasta que a fines de los 90, la crisis del sistema de salud golpeó también al sector público. Aumentaron los costos, sobre todo los insumos, la medicina se fue haciendo más cara, el creciente desempleo generó más demanda en la salud pública, los salarios congelados provocaron que las obras sociales disminuyeran sus prestaciones obligando a muchos de sus afiliados a recurrir a los hospitales y aumentando aún más esa demanda que esos centros -como en el caso del Policlínico-, debieron afrontar con una planta de personal congelada y con presupuestos que recién últimamente fueron incrementados, aunque muy por debajo de lo necesario.

El gigante sintió más el impacto que el resto de los hospitales y los reclamos motivados en su deterioro comenzaron a hacerse públicos y este diario los reflejó en sus páginas: aparatología que no se reparaba ni se reemplazaba, falta de insumos y de personal para atender la creciente demanda; pacientes que deben pasar la noche para obtener un turno y otros que, como señala una información publicada ayer, deben soportar la postergación de su operación.

Cuando las autoridades justificaron estas demoras e inconvenientes para los pacientes, se limitaron a decir que es algo que sucede cada enero, que había ya sucedido el año pasado y que la escasez de insumos de estos días responde a la "transición" que se produce con cada cambio de año, y que cuando se licita la provisión de materiales las adjudicaciones demoran; trámite éste que atrasa la entrega de insumos. También reconocieron falta de personal y problemas en la aparatología.

Que haya sucedido otros años no es una justificación sino una señal de alerta porque significa que no se tomaron las previsiones necesarias y que nada se hizo para evitarlas. Tampoco es justificación el limitar la atención a las urgencias, término que en medicina resulta impreciso, sobre todo visto desde el paciente. Como no hace mucho se indicaba en esta columna, estas situaciones se tornan dolorosas en una ciudad como La Plata y en un hospital con el prestigio que ha cosechado el Policlínico a lo largo de su historia. Como se dijo recientemente, más allá de reconocer los esfuerzos, es evidente que los mismos no alcanzan.

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