50 años hoy del Golpe de 1955

El enrarecido clima político que se vivía en 1955 tuvo su momento decisivo el 16 de setiembre de ese año, cuando un levantamiento militar que se originó en Córdoba de la mano del general Eduardo Lonardi terminó derrocando al presidente Juan Domingo Perón, en un hecho que dio un giro fundamental en la historia argentina de las décadas siguientes.

La autodenominada "Revolución Libertadora" se materializó hace 50 años y funcionó como una bisagra que delineó las siguientes tres décadas de la Argentina con una continuidad de golpes militares y la proscripción del peronismo, dominador de la política nacional en los diez años previos a la asonada golpista.

El derrocamiento del Gobierno de Perón se venía evidenciando desde meses atrás y tuvo en esos días previos -exactamente tres meses antes-, el 16 de junio de 1955, un hecho que comenzó a descontar las horas del proceso del peronismo: el bombardeo a la Plaza de Mayo.

Ese intento de golpe que fue sofocado ante la indecisión del Ejercito de plegarse a la aventura de la Marina y de un sector de civiles de sacar del poder a Perón, no terminó finalmente en fracaso, ya que abrió las puertas para que el ya tambaleante Gobierno justicialista quedará herido de muerte.

La mañana del 16 de septiembre de 1955, un general retirado de la rama de artillería, Eduardo Lonardi, se levantó contra el poder civil en Córdoba e inmediatamente logró la adhesión de la Marina, que al comando del almirante Isaac Rojas jaqueó al sistema democrático.

Rojas bombardeó con la flota naval el puerto de Mar del Plata y amenazó con hacer los mismo con las destilerías de La Plata, mientras otras ciudades del país se plegaban al levantamiento militar.

Los últimos meses de la gestión del peronismo habían sido difíciles, con problemas de abastecimiento de alimentos, un crecimiento del "mercado negro" y, a pesar de contar todavía con un gran apoyo popular, especialmente de la clase trabajadora, Perón ya tenía desgastada su acción de gobierno y debía luchar cotidianamente contra el creciente movimiento antiperonista que acosaba su administración.

Luego de una breve resistencia en el poder -sin el apoyo de ningún sector militar- Perón decidió renunciar y se refugió el 19 de setiembre, primero en la embajada de Paraguay y luego en una cañonera de ese país que se encontraba en el puerto de Buenos Aires.

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