Boca lo supo dar vuelta

Dos toques de Román y un gol increíble del 9 hundieron más al Rojo

Loca victoria para Boca. Loco gol de Palermo, ¿de dónde le pegó?, ¿cómo la puso ahí sí un rato antes se masticó un gol increíble?. Loco lo de Román, ¿cómo vio a Cardozo y Palacio en el momento justo para dejarlos solitos para dar vuelta el resultado que venía complicado?. Una tarde de locos, con un Independiente que empezó sintiéndose cómodo en el infierno pero a medida que se fue quedando sin fuego, volvió a mostrar que Burruchaga tiene un plantel muy mediocre, y encima no es capaz de agregarle nada, de poderle sacar algo de jugo a las piedras, sin que esto signifique un ofensa para ninguno de los jugadores. Burru no le agrega nada al equipo y eso se ve en cada partido, no hay avances y la realidad dice que Independiente tiene hoy un punto de nueve, y sin vista de mejoría.

La victoria de Boca se explica sencillamente. Riquelme puso dos pelotas increíbles para que Cardozo y Palacio dieran vuelta la historia de un primer tiempo que ganaba con cierta exageración Independiente, para pasar a ganar Boca inmerecidamente; y después llegó Palermo para hacer ese gol decorativo para el resultado, pero histórico por el golazo, por la distancia, por la pelota volando como una flecha rumbo al arco, por las lágrimas de Martín y por un día que ya quedó marcado en la historia de este deporte.

LA MANO DE ROMAN

Tres minutos, tres situaciones de gol, así empezó el clásico. Palermo no le pudo dar con fuerza de cabeza a un tiro libre de Riquelme, pero Independiente contestó con furia, primero lo tuvo Matheu y un minuto después apareció Guillermo Rodríguez con un cabezazo asesino para partirle el travesaño a Caranta, la pelota pegó con tanta fuerza que rebotó a centímetros de la línea y no fue gol de milagro.

Independiente salió a jugar el clásico convencido que era la oportunidad de terminar con lo malo que había mostrado en las dos primeras fechas del campeonato, y Denis avaló esa idea con un remate que obligó a Caranta a volar para sacar la pelota. El equipo de Burruchaga encontraba espacios por el lado de Morel Rodríguez con Montenegro tirado claramente con ese sector, más las subidas de Machín mientras estuvo en la cancha y el poco aporte defensivo de Neri Cardozo.

Boca no se quedaba atrás, pero sufría por el mal momento que tiene Palacio con el arco, el delantero definió muy mal a los 20 con Ustari; y a los 22 recibió un cachetazo, Pusineri a Montenegro, el Rolfi ganó el fondo de la cancha, centro, Armenteros entró con la marca encima y con un toque suave puso a Independiente arriba.

La diferencia obligó a Boca a buscar, frente a un Independiente que ya tenía lo que quería, otra vez Palacio desperdició una chance clara, Riquelme llegó para cabecear lejos un centro desde la izquierda, otra vez definió sin confianza Palacio a los 29 minutos y parecía que para Independiente había pasado la tormenta. Riquelme, que hasta ese momento había sido borrado por la defensa de Independiente, apareció en el partido, lo dejaron sólo dos veces en dos minutos y armó un desastre, primero a los 42 con un pase milimétrico para Neri Cardozo que completó el mendocino con una buena definición sobre Ustari, y un minuto después hizo lo mismo para poner cara a cara a Palacio con Ustari, sólo que esta vez el bahiense no falló, 2 a 1 en dos minutos con dos apariciones de Román.

Banega vio la roja con media hora por jugar y ese detalle activó el partido para Independiente que ya había perdido el ímpetu del principio y dejaba en claro que no tenía demasiadas ideas. Burru mandó a Rodrigo Díaz y Moreno a la cancha, un rato después que Ustari le sacó un gol a Marioni; pero Independiente estuvo ciego y sin saber que hacer, Rodrigo Díaz no hizo una bien y el trabajo defensivo de Boca comenzó a crecer, mejoró Battaglia, Ibarra y también Maidana, y Caranta dio una mano bárbara sacando un cabezazo de Denis que pedía red.

Los minutos ahorcaban la ilusión del empate Rojo, pero faltaba algo, algo de otro planeta para terminar de hundir a Independiente. Palermo apareció volcado sobre la derecha, levantó la cabeza y le apuntó al arco, al mismo que uno minutos atrás le había errado casi desde abajo, y mando la pelota con la fuerza exacta y la altura necesaria para que otra vez su nombre quede en la historia del fútbol argentino. ¡Golazo!.

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