Un problema mundial

Por GERMÁN PAGGI (*)

La tendencia internacional parece estar clara: en el mundo hay cada día más consumidores de psicofármacos, especialmente ansiolíticos. Es conocido que el insomnio y la ansiedad "explican" la mayoría de las causas disparadoras de la prescripción y dispensa de ansiolíticos; fármacos que la comunidad científica reconocen que deben usarse por un corto tiempo, dado que provocan efectos indeseables demasiado importantes para ignorarlos: amnesia, dificultad para desarrollar tareas que exigen concentración y precisión y una manifiesta torpeza para la coordinación de movimientos. Se acepta que los ansiolíticos y especialmente las benzodiacepinas están implicados como causales de accidentes domésticos y de la vía pública; la fractura de cadera de un adulto mayor consumidor de benzodiacepinas se presenta con una frecuencia significativamente mayor que en aquellos que no consumen; estadísticas internacionales y campañas publicitarias, aconsejan evitar el consumo de alcohol para conducir vehículos, pero cuantas personas que "toman sólo para dormir" un hipnótico están frente a un volante a la mañana siguiente. Concomitantemente una "depresión" bastante mal caracterizada clínicamente y muchas veces explicada por circunstancias coyunturales o estructurales que provocan angustia y desgano "respaldan" las prescripciones de antidepresivos. La "novedad" de este grupo farmacológico es que cada vez más jóvenes están medicados con psicofármacos y sobre todo antidepresivos. A esta conclusión han llegado los autores de un estudio tras analizar un registro internacional de datos, en el IMS (Registro de ventas de medicamentos), sobre las prescripciones realizadas en nueve países entre los años 2000 y 2002. Actualmente, el único antidepresivo permitido para los menores en EEUU es Prozac (fluoxetina). No obstante, algunas agencias de medicamentos y gobiernos han llevado a cabo medidas en los últimos meses. La FDA (la institución que controla los fármacos y alimentos en EEUU) ha ordenado la impresión de una etiqueta en los envases de los antidepresivos con la advertencia de que éstos aumentan las tendencias suicidas en los adolescentes deprimidos. En el Reino Unido ningún antidepresivo está autorizado para pacientes con depresión menores de 16 años. Existen demandas judiciales por ocultamiento de la información de tasas de suicidios en jóvenes, reclamadas a laboratorios productores de antidepresivos en general y paroxetina muy especialmente. En Argentina la ANMAT ha promovido la inclusión de las advertencias en los prospectos, pero no se visualizan campañas destinadas a al opinión pública alertando sobre las consecuencias del empleo de psicofármacos. Las medidas de carácter administrativo se muestran impotentes para convertir en racional una practica promovida por el mercado. El Colegio de Farmacéuticos de La Plata considera que es hora de promover acciones concretas para revertir esta situación: la educación para la salud parece el camino. Y estamos dispuestos a colaborar con ella.

(*) Presidente del Colegio de Farmacéuticos de La Plata

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