El ojo nazi

La mayoría de los documentos fílmicos del nazismo, esas imágenes que impactan por la majestuosidad de los movimientos de masas y la grandiosidad hipnótica que producía el régimen criminal, fueron obra de una mujer: Leni Riefenstahl, actriz y directora que tuvo a su cargo documentar los juegos olímpicos de Berlín en 1936, así como filmar las actividades "patrióticas" del régimen y aun las más cotidianas e intrascendentes escenas del fuhrer, con sus perros, conversando amablemente con algunos jerarcas en medio del paisaje bucólico de los Alpes por detrás, besando niños eminentemente rubios y recibiendo motivos florales de estudiantes y campesinos. Leni fue quien dio imagen al nazismo, acaso su más inteligente y conspicua promotora. Todo pasaba por su cámara. Hoy en día la figura de esta mujer se está convirtiendo en el furor de los biógrafos norteamericanos. Dos libros ("Leni", de Steven Bach, ed. Alfred Knopf y "Leni Riefenstahl, a life", de Jürgen Trimborn, ed. Faber & Faber) la han sacado del olvido con notable suceso de ventas, junto a otros que se reeditaron y la tenían como protagonista. Uno de los últimos suplementos del Book Review le dedicó una tapa, y una ola revisionista de sus films cobra nuevo impulso también ("Triumph of the Will", el más repuesto). Admirada por Andy Warhol, Madonna, Mick Jagger y hasta por el propio Francis Ford Coppola, Leni hoy está promoviendo una polémica a gran escala acerca del papel de los intelectuales y artistas durante el nazismo. Pocos niegan su genialidad, casi todos objetan la intencionalidad de esta mujer que tuvo una vida tan novelesca como extraña. Aunque más extraña resulta aun la actual moda de sacar a la " Reich Star" del olvido.

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