Pesca y aventura en los Esteros del Iberá
Excelente pesquero correntino para la práctica del fly Cast. Un lugar único que tiene nuestro país, con una naturaleza virgen y ríos cristalinos
| 13 de Noviembre de 2008 | 01:00

Amigos de la ciudad de Los Hornos, invitados por Roberto Pelozo viajaron a este lugar de pesca maravilloso, con frondosos montes, pajonales y una fauna muy rica. El grupo de pesca estaba integrado por Daniel Formigo, Sebastián Tabela y Horacio Palazzini.
El viaje duró unas 10 horas en auto hasta la localidad de Mercedes en la provincia de Corrientes, donde los esperaban los familiares de Roberto Pelozo, para dirigirse a la estancia que queda a 70 kilómetros por tierra, en el Paraje Boquerón.
Ya estando en el lugar y luego de acomodar todas las provisiones, armaron los equipos de pesca, que consistía en cañas N° 8 y 9, de acción rápida y líneas de flote; y los elementos que necesitaban para la aventura que los esperaba hasta llegar a los esteros.
Subieron a la camioneta y salieron rumbo a la zona de pesca, pero tenían una gran aventura antes de llegar a destino: primero cruzar unos 18 Km. por el monte hasta llegar a un arroyo, donde dejaron la camioneta, y de ahí comenzar a caminar unos 3 Km. hasta llegar a una tribu de indígenas, donde los esperaba el cacique Pascasio el cual los llevaría a unos lugares nunca visitados por pescadores, es decir vírgenes para la pesca.
Tras recorrer otros 4 Km. caminando y pasando varios arroyos, llegaron a una zona increíble del estero del Ibera. Todos quedaron con la boca abierta ya que se veían saltar muchos dorados en estos angostos arroyos, de aguas cristalinas y con una gran correntada; un espectáculo único para el mosquero.
Todos ya con los equipos listos iniciaron la pesca; Daniel Formigo gran mosquero, comenzó a obtener un dorado tras otro, casi nunca visto; las piezas en su mayoría no superaban los 3 kilos de peso, pero la pesca era muy entretenida ya que la realizaron con equipos livianos y la lucha que daban era muy excitante.
Durante el día de pesca vadearon varios arroyos y en todos obtuvieron capturas de dorados, un lugar único y que Dios lo guarde para nuestras generaciones venideras. Ya cayendo la tarde decidieron volver a la estancia donde los esperaba un buen cordero al asador, un rico vino, charlas de la nueva experiencia, las catreras para descansar y al día siguiente volver a la misma aventura y pesca de este paraíso correntino.
El viaje duró unas 10 horas en auto hasta la localidad de Mercedes en la provincia de Corrientes, donde los esperaban los familiares de Roberto Pelozo, para dirigirse a la estancia que queda a 70 kilómetros por tierra, en el Paraje Boquerón.
Ya estando en el lugar y luego de acomodar todas las provisiones, armaron los equipos de pesca, que consistía en cañas N° 8 y 9, de acción rápida y líneas de flote; y los elementos que necesitaban para la aventura que los esperaba hasta llegar a los esteros.
Subieron a la camioneta y salieron rumbo a la zona de pesca, pero tenían una gran aventura antes de llegar a destino: primero cruzar unos 18 Km. por el monte hasta llegar a un arroyo, donde dejaron la camioneta, y de ahí comenzar a caminar unos 3 Km. hasta llegar a una tribu de indígenas, donde los esperaba el cacique Pascasio el cual los llevaría a unos lugares nunca visitados por pescadores, es decir vírgenes para la pesca.
Tras recorrer otros 4 Km. caminando y pasando varios arroyos, llegaron a una zona increíble del estero del Ibera. Todos quedaron con la boca abierta ya que se veían saltar muchos dorados en estos angostos arroyos, de aguas cristalinas y con una gran correntada; un espectáculo único para el mosquero.
Todos ya con los equipos listos iniciaron la pesca; Daniel Formigo gran mosquero, comenzó a obtener un dorado tras otro, casi nunca visto; las piezas en su mayoría no superaban los 3 kilos de peso, pero la pesca era muy entretenida ya que la realizaron con equipos livianos y la lucha que daban era muy excitante.
Durante el día de pesca vadearon varios arroyos y en todos obtuvieron capturas de dorados, un lugar único y que Dios lo guarde para nuestras generaciones venideras. Ya cayendo la tarde decidieron volver a la estancia donde los esperaba un buen cordero al asador, un rico vino, charlas de la nueva experiencia, las catreras para descansar y al día siguiente volver a la misma aventura y pesca de este paraíso correntino.
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