Por los daños del granizo, muchos automovilistas aún siguen penando

Aún se ven miles de coches abollados y con vidrios rotos

Todavía se ven por las calles automóviles con soluciones provisorias, con las lunetas traseras cubiertas por un nylon que reemplaza el vidrio destrozado por el granizo. También aún persisten las abolladuras en algunos coches. Y las compañías de seguros siguen atendiendo las denuncias de sus asegurados y las consultas de quienes, sin cobertura específica, averiguan y amplían el servicio básico. La tormenta del Viernes Santo dejó huellas que no terminan de borrarse, como las que soportan los automovilistas que todavía están en trámites para la reparación de sus vehículos. Los talleres no dan abasto por la demanda.

Por los bollos que provocó el granizo en los automóviles se produjo un aluvión de presentaciones en las empresas aseguradoras. En las firmas más conocidas de la Ciudad estiman en más de 1.200 -promedio por compañía- las denuncias efectuadas hasta el momento. Las consultas se duplican. En una evaluación más general, en los talleres que realizan ese tipo de reparaciones -los artesanales sacabollos o los de chapa y pintura, donde se ocupan de daños más graves- aseguran que en La Plata el último temporal arruinó unas 10.000 unidades del parque automotor.

"Por suerte fue feriado, porque sino estaríamos hablando del doble", estimó el encargado de Siniestros de una empresa de seguros, Jorge Capiello. En esa firma desde el lunes siguiente al granizo hasta ahora denunciaron daños en la carrocería un poco más de 1.200 propietarios de coches. "Y sabemos que falta presentarse gente -comentó-. También hay muchos sin cobertura. La mitad de nuestros asegurados no la tienen y son alrededor de 1.500 más, así que podemos hablar de por lo menos 3.000 afectados", precisó.

Los tiempos de espera para el arreglo les parecen eternos a los automovilistas damnificados. La firma en la que está Capiello reparten el trabajo entre 80 talleres. "Si la solución es con sacabollos se tarda entre dos y tres meses, y si hay que recurrir a un chapista porque los daños son más importantes hay que pensar en el doble de tiempo", afirmó Capiello.

En otra firma que asegura vehículos, el gerente de Siniestros, Daniel Volpe, brindó un panorama similar. "La primera semana tuvimos una cola impresionante de autos por rotura de la carrocería y por parabrisas y lunetas. En esos días nomás dimos cobertura por abolladuras a un centenar de asegurados; más de 90 por ciento puede solucionarse con los sacabollos, el resto tuvo que ir a un taller de chapa y pintura. Otros cien vinieron por destrozos en los vidrios", indicó Volpe.

Los especialistas en reparar con las máquinas sacabollos aclaran que su trabajo es "artesanal". Se trata, pues, de una tarea manual, en la que se arreglan los daños de a uno, estirando la chapa sin modificar la pintura original. Para esa reparación, una empresa que ofrece un servicio rápido y con técnicas de avanzada, recibió en los últimos días "más de 500 consultas", de acuerdo a lo señalado por el emprendedor que trajo el método a La Plata, Alberto Menéndez, quien aseguró que el sistema demora "entre 24 y 72 horas, según la gravedad del daño".

Gabriel Vitalone se dedica a reparar bollos sin tocar la pintura. "Me consultaron como 100 personas -señaló-. La mayoría de los trabajos se pueden hacer, pero otros tuve que derivarlos a un chapista porque las roturas no se arreglaban con un sacabollos. Otros autos tenían, por ejemplo, el techo para el sacabollos y un lateral para el chapista. Cayeron piedras demasiado grandes".

En los locales de reparación de chapa y pintura hay cola. Un ejemplo lo brinda Carmelo Discenza, dedicado a la especialidad de reparación automotriz. Hasta junio, confió, no hay turnos. "La gente no tiene otra alternativa que esperar", dijo al tiempo que estimó en dos semanas la demora una vez que el vehículo entró al taller.

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