El primer título olímpico vino en bici, con Curuchet y Pérez

El binomio ganó la Madison y se calzó la medalla más preciada

BEIJING, China (Enviado especial de Télam).- El legendario Juan Esteban Curuchet, a los 43 años, y Walter Pérez (37) protagonizaron una hazaña para el deporte argentino al conquistar la medalla de oro en la prueba Americana de ciclismo (Madison) de los Juegos Olímpicos de Beijing, la primera en la historia nacional de este deporte.

La sexta fue la vencida para Curuchet, quien pocas veces pudo contener la emoción durante la inolvidable ceremonia del podio, en la que recibió la medalla de oro y escuchó, por primera vez en estos Juegos, el himno nacional argentino, mientras la bandera celeste y blanca ascendía a lo más alto del Laoshan Velodrome de Beijing. El ciclista marplatense jamás había podido subirse al podio en sus cinco anteriores presentaciones olímpicas: Los Angeles '84 (5º), Seúl '88 (5º), Atlanta '96 (16º), Sydney 2000 (7º) y Atenas 2004 (9º). Pero ayer todo fue distinto, porque los argentinos dominaron la competencia durante la mayor parte de las 200 vueltas y concluyeron con un triunfo merecido, anhelado y festejado largamente, luego de un sacrificio que, en el caso de Curuchet, se extendió por más de 24 años hasta conseguir el resultado.

Argentina siempre se mantuvo dentro del primer pelotón de la competencia y rápidamente le sacó una vuelta de ventaja a la mayoría de los equipos, como Italia, Bélgica -que ganó varios embalajes y sumó la mayor cantidad de puntos, con 17- y Alemania, entre otros. La dupla Curuchet-Pérez manejó la carrera con inteligencia, en el tercer sprint obtuvo los primeros cinco puntos y, a partir de allí, no abandonó nunca más el liderazgo, hasta subirse al podio. El duelo principal se dio con España, que conformó un equipo de gran nivel con Joan Llaneras y Antonio Tauler, quienes finalmente se quedaron con la medalla de plata, y Rusia, con Mikhail Ignatyev y Alexei Markov, que recibió la de bronce.

Las manos de Curuchet y Pérez se juntaron y sus bicicletas circularon paralelas en la "vuelta de celebración" sobre la pista del Laoshan Velodrome. A los costados, un grupito envuelto en celeste y blanco gritaba, agitaba sus banderas y lloraba de emoción. Curuchet se tomó el rostro cuando subió al podio para recibir su medalla y sólo dejó de llorar cuando escuchó el himno. Pérez le dedicó el oro a su madre, que lo ayudó "desde el cielo". Fue el día en que la leyenda y la hazaña argentina se encontraron en Beijing.

"Este es el momento más feliz de mi vida, un sueño que tenía con Walter (Pérez) y que finalmente se nos dio", dijo Curuchet. "Antes de la competencia había dicho: 'Dios, si existís, dame una prueba'. Y me la dio, ¿qué más puedo pedir? Simplemente, gracias a la vida que me ha dado tanto", expresó, muy emocionado el representante argentino con más presencias en Juegos Olímpicos.

Curuchet había batido el récord de participaciones olímpicas el domingo, cuando se presentó sin demasiado éxito en la prueba por puntos, aunque todas sus expectativas estaban puestas en la prueba de ayer. "La verdad es que me había quedado mal el otro día, pero hoy (por ayer) nos levantamos derechos, vi que las piernas me giraban, que estábamos muy bien", contó. "Entonces salimos a la carrera y vimos que en la vuelta 30, ya los pasábamos y los pasábamos... Nos dimos cuenta de que teníamos que atacarlos, porque después, sobre el final, todos iban a poner más garra. Pero ellos dudaron al comienzo y nosotros les sacamos una vuelta enseguida", relató, respecto de la carrera. "Les sacamos una vuelta a casi todos. Merecimos este triunfo, porque no regalamos nada", dijo.

Curuchet anunció su retiro de las competencias internacionales, aunque aclaró que se despedirá en la Argentina. "Me voy a despedir con algunas carreras en Argentina. Sé que es un sacrificio más, pero me tengo que despedir de mi gente, en la carrera de Lomas, San Juan, Mendoza, Bragado... Lo voy a hacer porque se los prometí. Mi gente me quiere ver y lo voy a hacer por ellos", aseveró. "Habrá miles de ofertas para un campeón olímpico, pero esto se disfruta en mi país y con mi gente", sentenció. A su regreso, Curuchet pidió "una autobomba roja, un Mercedes y un 1114 para recorrer mi ciudad, Mar del Plata", en una celebración que seguramente será inolvidable.

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