A 150 años de "El origen de las especies" de Darwin

La teoría que cambió para siempre a la sociedad

El naturalista inglés Charles Darwin publicaba "El origen de las especies" hace 150 años, tiempo desde el cual no sólo se mantuvo intacta su teoría científica de la evolución biológica, sino que se robusteció en todas las líneas de investigación posteriores.

"El origen de las especies por medio de la selección natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida" -del naturalista nacido el 12 de febrero de 1809, hace 200 años- salió publicado en 1.250 ejemplares el 24 de noviembre de 1859.

"En cualquier ámbito de las ciencias, los aportes nuevos fortalecieron las ideas originales de Darwin y el mecanismo de selección natural en particular", dice el biólogo marino Luis Cappozzo, autor junto a la periodista científica Valeria Román del libro "Darwin 2.0-La teoría de la evolución en el siglo 21".

Cappozzo señala que "con las ideas de Darwin, todos los científicos que siguieron trabajando el tema a lo largo de 150 años hicieron cambiar la biología para siempre y también a la sociedad, porque ese planteo generó un cimbronazo que hasta hoy sigue haciendo olas".

"Darwin 2.0" no está anclado en el pasado de una biografía gigante como la del naturalista, sino que navega con audacia entre boyas que marcan a los antecesores del evolucionismo, las actualizaciones de la teoría, y el mecanismo de la selección natural y la supervivencia de piojos, bacterias y virus.

"Quisimos explicar para todo público en qué consiste hoy la teoría de la evolución, con ejemplos como el problema que tienen los chicos para enfrentar a los piojos en su cabeza o los antibióticos que en ocasiones no funcionan", afirma Valeria Román.

Los autores entrevistaron a científicos argentinos y exploraron las ideas más populares sobre la teoría de la evolución y cuáles son hoy las respuestas a si hay un eslabón perdido o si los dinosaurios están vivos, logrando dar carnadura a un Darwin en tiempo presente cuya teoría está vigente y resulta aún revulsiva para algunos sectores.

Así, el libro -de tratamiento riguroso y lectura amena- aborda el conflicto que generó la teoría de Darwin con ciertas posturas religiosas, e informa sobre un hecho trascendente para la enseñanza de la evolución y quizá poco conocido de la controversia entre ciencia y religión.

Se trata de los más de diez juicios librados en Estados Unidos, el más reciente en 2005.

"En Estados Unidos hay entidades creadas con el único fin de sostener el creacionismo; asimismo, hay organizaciones no gubernamentales que se han ocupado de la verdadera separación de la iglesia y el Estado", cuenta Román.

El creacionismo -una interpretación literal del Génesis, que establece que el mundo y la vida fueron creados por un dios en seis días- se adecua en la actualidad al denominado "diseño inteligente", que admite la evidencia de los dinosaurios de 70 millones de años, pero ubica a un creador como principio y planificador de todo lo existente.

La teoría de las especies postula, muy por el contrario, que la evolución acontece en un largo proceso a ciegas, sin propósito ni principio inspirador.

Investigando, los autores de "Darwin 2.0" encontraron que la teoría de la evolución "ha tenido obstáculos en la enseñanza también en Argentina y en Chile".

"De la palabra `teoría` se agarran los partidarios del llamado `diseño inteligente` para plantear que si se enseña la una también se enseñe la otra", indicó Cappozzo.

"Pero nosotros nos mantenemos exclusivamente en el ámbito de la ciencia, en la que las herramientas que se utilizan no tienen nada que ver con la religión", precisó.

Para los autores, el conflicto ocurre "cuando la religión quiere imponer ideas a la ciencia y desarrolla intereses para controlar la forma en que se educa".

"En Catamarca y en Salta se enseña, en la misma clase de ciencia, ideas de `creacionismo`, argumentando que hay que dar un balance entre distintas versiones de algo, cuando en realidad no hay balance posible, porque una es ciencia y la otra es cuestión de fe, que nadie probó", concluye Román.

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