Narcos venden armas por $50 en las villas para proteger el negocio

Como sucede en las favelas de Brasil, los traficantes reclutan niños y jóvenes para armar sus propios ejércitos y defenderse de rivales y policías


Organizaciones de narcotraficantes venden armas en las villas de la Capital Federal y el Conurbano Bonaerense a cambio de protección, para que el negocio de la droga siga funcionando sin inconvenientes.

"Estamos atravesando el fenómeno brasileño de las favelas, donde los narcos arman sus propios ejércitos para protegerse de otras bandas rivales o la policía", señaló el titular de la Asociación Criminalística de la República Argentina, Roberto Locles, en declaraciones a Diario Popular.

El especialista sostuvo que "la venta de paco y otras sustancias deja a las banda u organizaciones dinero en abundancia", para luego detallar que "así, consiguen armas valuadas en 300 ó 400 pesos y las venden por apenas 50 pesos o directamente las regalan en el caso de colaboradores directos".

"A los narcos montar cocinas les sale mucho dinero, con altos costos en equipos, insumos o distribución y cuando siente que el negocio está en peligro hacen lo que sea para protegerse".

Locles comentó que "en países que tiene el problema de los carteles, como en Colombia, México o Brasil, la cuestión del armamento es parte de la práctica, situación que ya se instaló en algunas zonas del área metropolitana".

Por su parte, Nelly Arata, integrante de la Organización Madres y Familiares de Vícitimas que padeció el crimen de su hijo Fabián, calificó de "inescrupulosos" a los que "suministran armas de fuego a chicos que son sumergidos en el ambiente de la delincuencia" y aseguró que "son los mismos que lucran con la droga".

"Por eso, son tan culpables como aquel que comete el delito de robar o matar. Diariamente, la crónica policial nos espanta con esta realidad de menores que ostentan armas y cometen ilícitos y la más elemental de las lógicas nos indica que esas armas les son provistas", indicó.

Arata consideró que "la exclusión social, la carencia de educación y el entorno familiar favorecen estas situaciones" y sostuvo que "los institutos a que son derivados, en lugar de reeducarlos los perfeccionan en el delito".

"En lo personal, sé que Juan José Zapata y Alejandro Marrano, quienes asesinaron a mi hijo Fabián Claudio Arata el 2 de junio de 2002, asaltándolo con un arma de guerra, delinquían desde edad muy temprana", afirmó.

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