Estudiantes campeón
| 20 de Junio de 2009 | 00:00

En la Copa Libertadores de 1969, en semifinales, Estudiantes había dejado en el camino a Universidad Católica, de Chile, a la que había derrotado por 3 a 1 en los dos partidos. Nacional había eliminado a Peñarol, tras ganar 2 a 0 en el cotejo de ida y perder 1 a 0 en la revancha.
El primer partido se jugó el 15 de mayo de ese año en el estadio Centenario de Montevideo, con el arbitraje del chileno Massaro, y fue victoria albirroja por 1 a 0 con gol que anotó Eduardo Flores a los 21' del segundo tiempo.
Los equipos se integraron así:
Nacional (0): Manga; Ancheta, E.Alvarez, Ubiña y Montero Castillo; Mujica, Prieto y Maneiro (Espárrago); L.Cubilla, Celio y Morales.
Estudiantes (1): Poletti; Togneri, Aguirre Suárez, Madero y Malbernat; Bilardo, Pachamé, Flores y Rudzky (Ribaudo); Conigliaro y Verón.
Una semana después se jugaría la revancha en La Plata. Fue el 22 de mayo y Estudiantes se impuso por 2 a 0 con tantos conseguidos por Eduardo Flores a los 22' del primer tiempo, y por Marcos Conigliaro, a los 37' de la misma etapa.
Los equipos formaron así:
Estudiantes (2): Poletti; Togneri, Aguirre Suárez, Madero y Malbernat; Bilardo, Pachamé, Flores y Rudzky; Conigliaro y Verón.
Nacional (0): Manga; Ubiña, Ancheta, E.Alvarez y Montero Castillo; Mujica, Prieto y Espárrago; L.Cubilla, García (Silveira) y Morales.
Lo cierto es que Estudiantes repitiera la conquista de 1968 produjo un asombro cierto. El envión que había pegado el equipo de Zubeldía no se agotó en una temporada y los uruguayos lo sufrieron en carne propia.
Es cierto que su camino se allanó ya que mientras en la edición anterior debió disputar 16 partidos, ahora fueron menos ya que entró directamente en las semifinales por el poseedor del trofeo. Y le bastaron cuatro partidos para retenerla, claro que sacando a relucir todo su laboratorio, indescifrable por entonces para sus rivales.
Ese equipo tenía argumentos poderosos. Disciplina táctica, jugadas preparadas, espíritu solidario y combatividad, además de individualidades desequilibrantes, que Zubeldía había amalgamado muy bien con el resto del equipo.
El primer partido se jugó el 15 de mayo de ese año en el estadio Centenario de Montevideo, con el arbitraje del chileno Massaro, y fue victoria albirroja por 1 a 0 con gol que anotó Eduardo Flores a los 21' del segundo tiempo.
Los equipos se integraron así:
Nacional (0): Manga; Ancheta, E.Alvarez, Ubiña y Montero Castillo; Mujica, Prieto y Maneiro (Espárrago); L.Cubilla, Celio y Morales.
Estudiantes (1): Poletti; Togneri, Aguirre Suárez, Madero y Malbernat; Bilardo, Pachamé, Flores y Rudzky (Ribaudo); Conigliaro y Verón.
Una semana después se jugaría la revancha en La Plata. Fue el 22 de mayo y Estudiantes se impuso por 2 a 0 con tantos conseguidos por Eduardo Flores a los 22' del primer tiempo, y por Marcos Conigliaro, a los 37' de la misma etapa.
Los equipos formaron así:
Estudiantes (2): Poletti; Togneri, Aguirre Suárez, Madero y Malbernat; Bilardo, Pachamé, Flores y Rudzky; Conigliaro y Verón.
Nacional (0): Manga; Ubiña, Ancheta, E.Alvarez y Montero Castillo; Mujica, Prieto y Espárrago; L.Cubilla, García (Silveira) y Morales.
Lo cierto es que Estudiantes repitiera la conquista de 1968 produjo un asombro cierto. El envión que había pegado el equipo de Zubeldía no se agotó en una temporada y los uruguayos lo sufrieron en carne propia.
Es cierto que su camino se allanó ya que mientras en la edición anterior debió disputar 16 partidos, ahora fueron menos ya que entró directamente en las semifinales por el poseedor del trofeo. Y le bastaron cuatro partidos para retenerla, claro que sacando a relucir todo su laboratorio, indescifrable por entonces para sus rivales.
Ese equipo tenía argumentos poderosos. Disciplina táctica, jugadas preparadas, espíritu solidario y combatividad, además de individualidades desequilibrantes, que Zubeldía había amalgamado muy bien con el resto del equipo.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE