Carmen Merlo Gomila de Florio

Su fallecimiento

Hondo pesar causó en distintos ámbitos de nuestra ciudad y también de Ensenada -donde se desempeñó muchos años como maestra- el fallecimiento ocurrido a sus 101 años de Carmen Merlo Gomila Vda de Florio.

Había nacido en La Plata en 1909 y fue hija del campeón de esgrima, Carmelo Merlo, y de Juana Silvina Gomila, quien fue una de las primeras escribanas del país, doctora en ciencias jurídicas y también la primera mujer en ingresar al colegio Nacional de la UNLP. Tuvo cuatro hermanos: Silvina, Laura, Celia y Carmelo.

Carmen estudió en el Normal 1 y una vez recibida de maestra se desempeñó en escuelas de Lomas de Zamora, Adrogué y de Ensenada, donde era reconocida por su dedicada labor y la entrega a la docencia en "épocas difíciles donde las maestras tenían un enorme compromiso con la tarea de enseñar y no escatimaban esfuerzos ni tiempo. Era su pasión y sus alumnos la prioridad número uno", expresan sus familiares más cercanos.

En su barrio del centro de la Ciudad conoció a Carlos Alberto Florio -quien fue director de la oficina de Mandamientos de la Suprema Corte bonaerense- con quien estuvo 14 años de novia y luego se casó en el año 1938. De esa unión nacieron María Cristina y Alicia, sus dos hijas que le dieron cinco nietos, Sebastián y Guillermina Bacchi, Belén, Soledad y Martín Marroco. Y su felicidad se prolongó con la llegada de su única bisnieta, Francesca Bacchi.

Después de desempeñarse durante 30 años como docente, Carmen siguió trabajando en la Secretaría Electoral donde ingresó en el año 1957 y también estuvo durante unos 30 años. Fue una incansable luchadora que hasta sus últimos días siempre dejó todo por su familia. Uno de sus golpes más duros lo sufrió en el año 1971 con el fallecimiento de su esposo, pero sin embargo siguió adelante con el apoyo y el amor incondicional de su familia.

Cuando se le preguntaba sobre el secreto para vivir tantos años, Carmen solía decir: "la buena alimentación y el tema genético", pues en su familia de sangre hubo muchos longevos. Fue socia vitalicia de Gimnasia, el club de sus amores que en el año 1929 le dio una enorme alegría al lograr el campeonato argentino.

Carmen será recordada por todos aquellos que la conocieron, y en quienes dejó la enseñanza del sacrificio, la responsabilidad en las labores, el amor y la entrega total para el bienestar de su familia.

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