Vernos
| 17 de Abril de 2011 | 00:00

Cuántas veces comentamos lo minúsculos que somos en la vastedad del Universo. Nosotros y nuestro planeta, aunque en la cotidianeidad eso se olvida. Pero algo concreto y original sucedió hace 50 años para dar nueva perspectiva a nuestras posibilidades y a nuestro contexto: un hombre viajó al espacio y regresó. Alguien, más allá de la Guerra Fría, la propaganda, la hazaña de ser primero, los fines políticos y militares, logró dar forma al anhelo, al sueño de muchos. Hoy estamos casi acostumbrados a la agenda de misiones no tripuladas y tripuladas, de sondas y satélites que exploran el Sol, los planetas, lunas y más. En 1961 todo eso era desconocido, ni siquiera se tenía certeza del efecto que tendría sobre las personas salir al espacio extraterrestre. "Por la ventana veo la Tierra, el suelo es bien discernible. la visibilidad es excelente, veo nieve. Puedo ver los bosques y los ríos. Hay un poco de vibración pero me siento genial, estoy muy bien". En poco más de una hora y media, Yuri Alexéevich Gagarin, cosmonauta de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fue relatando a la Base terrena lo que iba sucediendo en la nave, en él y aquello que observaba a través de la ventana. Un hombre en una nave con capacidad para una sola persona e instrumentos varios. A él le precedieron misiones de prueba con animales, con diferente resultado de sobre vida y le sucedieron cinco misiones más del programa espacial Vostok. Y todo entre 1961 y 1963. "Cedro" y "Gaviota" fueron los nombres en clave para Gagarin y para Valentina Tereshkova, la primera mujer en el espacio durante casi tres días y la última cosmonauta de aquellas naves espaciales.
La línea de esta historia que formalmente inició Gagarin recorre también la llegada del hombre a la Luna; la primera Estación Espacial habitada "MIR"; la actual Estación Espacial Internacional (ISS) con cosmonautas de distintas nacionalidades; las pruebas de aptitud y aislamiento de personas en tierra, para una posible misión tripulada a Marte (Mars 500). Todo parece posible y también ha quedado claro en estos 50 años, que estos proyectos costosos y ambiciosos necesitan del espíritu cooperativo y el cruce de múltiples especialidades.
Gagarin pudo vernos desde el espacio; sería oportuno no perder la mirada sobre nuestro destino como humanidad, nuestra responsabilidad ante este planeta que él describió hermoso y azul. Le bastaron sólo 108 minutos para "apreciarlo" desde lejos por primera vez. Nos puede faltar mucho tiempo para preservarlo para nosotros y quienes nos sigan.
(*) Periodista de la facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP
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