Venezuela entra en cuenta regresiva para elegir presidente

Los venezolanos tendrán mañana la tarea de elegir entre otro mandato de Chávez o si es el turno de Capriles, quien no perdió nunca una elección. El mundo atento a lo que ocurra en los comicios

El candidato a la presidencia de Venezuela por la opositora Mesa de Unidad Democrática, Henrique Capriles Radonski, arriesgará mañana una carrera breve pero intensa, que lo tiene como un dirigente que nunca perdió una elección y que ahora pretende abrir una nueva etapa en su país derrotando a Hugo Chávez.

Ex diputado, ex alcalde, ex gobernador, Capriles Radonski cumplió con el prolijo camino de quien busca la jefatura del Palacio de Miraflores, aunque, claro, para eso debe vencer a otro invicto, Hugo Chávez, favorecido y esmerilado a la vez por los 14 años de gestión.

El candidato de la MUD, hombre del partido Primero Justicia, se ganó el derecho de retar a Chávez en las urnas al ganar unas internas abiertas entre varios candidatos de la coalición, y desde entonces, en febrero, puso en marcha una campaña de una intensidad inusual, con una extensa recorrida por el país, bajo el lema "Hay un camino".

De 40 años, católico practicante, abogado, soltero codiciado según algunos medios, Capriles Radonski anda por la vida con apodos que le pusieron propos y ajenos: "Flaco", "Correcaminos", "el majunche", el señorito".

Algunos de los "carteles" tienen que ver con que proviene de una familia acomodada, con presencia empresaria en medios, la industria del entretenimiento, los servicios y el negocio inmobiliario.

De ascendencia polaca, con estudios de economía en Holanda y Estados Unidos, comenzó su carrera en 1998 como presidente de la Cámara de Diputados, a la que llegó con apenas 26 años y escasa experiencia. Después fue intendente del municipio caraqueño de Baruta y luego gobernador del estado de Miranda, plaza que abandonó para dedicarse a la campaña.

En tiempos proselitistas, Capriles Radonski llamó a terminar con la división entre partidarios y detractores de Chávez, puso mucho énfasis en remarcar que 14 años son suficientes para cualquier gestión y se declaró admirador del modelo de gestión que puso en práctica el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva.

Dentro de la informalidad de su vestimenta, quedó en medio e una áspera polémica porque usó en toda la campaña una gorra con los colores de la bandera venezolana, que el Consejo Nacional Electoral intentó prohibirle.

Además de las advertencias por su programa supuestamente oculto, sus aliados y el financiamiento de la campaña, al candidato se le repitió en la campaña la acusación de que durante el intento de golpe contra Chávez, en 1992, participó del "asedio" a la embajada de Cuba en Caracas. El siempre dijo que únicamente intentó mediar, pero igualmente pasó algunos meses preso, hasta que fue absuelto.

Cuando se le pide una definición suele declararse de centroizquierda y defensor de un modelo "mixto".

Ya anunció que respetaría varias políticas sociales de Chávez, pero también que revisaría algunas cesiones del gobierno a países aliados. Habrá que ver si mañana sigue siendo invicto y el 10 de enero puede entrar a Miraflores como el hombre que terminó con la gestión Chávez

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