China estrenó nueva generación de líderes

BEIJING.- Xi Jinping hizo efectiva ayer la sucesión de Hu Jintao al frente del Partido Comunista chino (PCC) y del ejército, y por lo tanto de China, potencia mundial de corte autoritario en plena mutación que este hombre del aparato deberá reformar y sanear de la corrupción galopante que la amenaza.

Xi, de 59 años, que en marzo próximo asumirá formalmente la presidencia del país, se presentó ante la prensa internacional al frente del nuevo grupo dirigente de siete personas, la “dirección colectiva” que debe empuñar las riendas del país los próximos diez años. Ante los flashes y las cámaras de todo el mundo, Xi subió al escenario del Palacio del Pueblo seguido de los seis nuevos dirigentes que formarán el “santuario” del poder chino, el “comité permanente” del Buró Político del PCC.

Rompiendo la tradición, con aire grave aunque sonriente, después de presentar a sus camaradas, Xi pronunció un breve discurso en el que advirtió que tanto él como el nuevo equipo asumen “enormes responsabilidades” y reconoció que el Partido Comunista se enfrenta a “graves desafíos”, incluyendo la corrupción.

“Nuestro pueblo quiere que sus hijos crezcan mejor, que ocupen mejores empleos, que vivan mejor. Nuestro objetivo es luchar para conseguirlo”, agregó.

Primer dirigente nacido después de la fundación del régimen comunista por Mao Zedong en 1949, Xi ha seguido una carrera clásica de dirigente comunista, primero provincial, luego en Shanghai, antes de integrar la cúpula del PCC en 2007 y asumir la vicepresidencia de la República en 2008. La censura tapó de inmediato las revelaciones de la agencia Bloomberg en junio pasado sobre la fortuna de sus allegados, valuada en más de 2.000 millones de dólares.

Xi es presentado en general como un hombre de compromiso aceptable por las facciones “reformistas” y “conservadoras”. Estará secundado por Li Keqiang, que en marzo sucederá como primer ministro a Wen Jiabao.