Para hacer dos cuadras, se tomó un taxi

Se mostraba perseguido, nervioso. Sabía que sus horas en libertad estaban contadas.

Por eso apenas llegó a la vecina localidad de Carhué para diagramar su entrega, prácticamente no salió de un pequeño hospedaje de la calle San Martín, en pleno centro, donde buscó refugio.

Según una información que circuló en ámbitos de la investigación, Jesús Olivera habría sido llevado por su propia esposa, Estefanía Heit, a bordo de un Chevrolet Corsa bordó.

Con ese auto, se cree, recorrieron los 100 kilómetros que los separan de Coronel Suárez y, en el camino, presuntamente fueron “maldiciéndose” por la forma en que logró escapar la mujer que tenían encerrada en su domicilio particular.

Heit regresó a esa vivienda y allí la detuvieron.

FUE A COMPRARSE UNA REMERA

En tanto, el marido, que llegó a tomar un taxi para cubrir un trayecto de 200 metros -ida y vuelta-, cuando salió a comprarse una remera, cayó en un estudio jurídico.

Uno vocero con acceso a la causa comentó que Olivera “hasta tenía pensado llamar a los medios para que hagan la cobertura de su entrega ante las autoridades, obviamente previo pago de un dinero”.

“No tenía bolso, ni nada. Sólo llevaba lo puesto. Eso habla a las claras de cómo lo tomó por sorpresa la situación”, agregó.

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