Estrés, el asesino silencioso

Por Dr. Norberto Furman Doctor en kinesiología y fisiatría

Si un individuo se levanta, como todas las mañanas, desayuna, abre la puerta y atiende a la gente que lo espera, no existe ningún problema en su rutina.

Pero si su reloj no lo despertó a tiempo, al llegar a su coche encuentra una goma pinchada, al abrir su oficina se le rompe la llave y quienes lo esperaban se van y con ellos un gran negocio, esto excede los recursos del individuo, estresándolo.

Es que normalmente, a determinada edad, se busca la estabilidad de la rutina y si nos sacan de ella, muchas veces no se superan las situaciones y nuestro cerebro se niega a seguir pensando coordinadamente.

Esas situaciones críticas, se pueden provocar por diversas causas como ser: económicas, que despiertan sentimientos de desamparo e inseguridad; causas sentimentales, sobre todo la pérdida de un ser querido, ruptura de la pareja, etc; presiones laborales, en trabajos incómodos o a disgusto; los cambios generacionales: crecer, envejecer. Todas estas causas y otras más, repercuten en nuestro organismo, lastimándolo en ocasiones en forma seria e irreversible.

El estrés es como un tren que da vueltas en el cuerpo y tarde o temprano choca contra algo; lo ideal sería que ese impacto no se produzca. Todos los órganos de nuestro cuerpo acusan ese golpe y son amplios receptores de ese flagelo que fabricamos nosotros mismos y lo que es peor en contra nuestra.

El hombre del siglo XX, aquel de la era de la ciencia y los descubrimientos, vive, a pesar de todo, rodeado de enigmáticos misterios y la falta de respuesta a esos interrogantes, le crea dudas, ansiedades y conflictos que se traducen en peligros, dolores e inclusive, la muerte.

Reduzca las tensiones, separe el trabajo de la comida y no involucre a su familia con los problemas, procure una dieta sana y coma despacio, masticando bien y nunca en su lugar de trabajo.

El estrés afecta el aparato digestivo impidiendo la absorción de las sustancias nutritivas. No realice ejercicios o esfuerzos cuando esté nervioso, la columna reacciona mal en estas condiciones; los nervios, cuando más fuerza, predisponen a desgarros, hernias discales, lumbocíaticas, tortícolis y otros; hay que precalentar el cuerpo en condiciones psico-físicas estables, los movimientos bruscos con "bronca", siempre terminaron en un consultorio.

Realice actividades gratificantes, desconéctese. Pero todos estos consejos, siempre son buenos de la boca para afuera, uno se da cuenta de los nervios cuando todo pasó y las cosas están hechas y en estas circunstancias recapacita que no valió la pena.

Parece que la ciencia, en su constante evolución, no ha logrado los mejores avances en materia de estrés. Lo que hoy vale, mañana ya no, tal vez por lo cambiante de la historia que nos toca vivir. Por eso también hay que tener en cuenta hasta las hipótesis más atrevidas que giran en torno a estos fenómenos, que sin duda ocupan el primer puesto en los divanes de los psicoanalistas y demás especialistas, que seguirán, creemos los que estamos en el arte de curar, ocupando todo nuestro futuro.

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